Jandro en versión original
El media punta del Girona recobra su mejor fútbol y este domingo se enfrenta al Elche, que el año pasado le descartó
Cuando Jandro contesta al teléfono se escucha la voz de una niña, su hija de dos años y medio, y él pide unos segundos para que pueda confiarla a su mujer. "Estas dos son las que me ayudaron a salir adelante el año pasado", confiesa. A Alejandro Castro (Mieres; 1979), Jandro, el Elche le rescindió el contrato por bajo rendimiento el curso anterior. Este año, sin embargo, se ha ganado su sitio en el Girona y marca más que nunca: 11 goles, cerca de su récord en Segunda (12), firmado en 2005 con el Celta. Con el equipo catalán sigue cultivando el sueño de participar en el play-off de ascenso, un objetivo que está a tan solo dos puntos. "Allí estamos, la ilusión no nos la van a quitar", afirma el media punta asturiano, que el domingo se enfrentará al equipo ilicitano, quinto en la tabla. Jandro no quiere hablar de revancha: "Más que aclarar al Elche que se ha equivocado, espero demostrar al Girona que hizo bien creyendo en mí". Prefiere confiar en su juego, en su magia, según muchos.
En el club alicantino algo fue mal. Un jugador de calidad, un hombre "demasiado tranquilo" según Raúl Agné, su actual entrenador, no encajó, a pesar de que Pepe Bordalás, el técnico que tomó las riendas del Elche el curso pasado, dijo nada más llegar que apostaría por él. "Fue todo muy raro, marqué dos goles en los primeros tres partidos con él, luego me sentó en el banquillo y a la jornada siguiente dejó de convocarme. Nunca me explicó las razones", relata Jandro. Bordalás, contactado por este periódico, prefiere no hablar del episodio. "Lo que más me molestó fue lo que se dijo después, que salía por la noche, que no era un buen profesional", se desahoga Jandro. Fue Juan Carlos Ramírez, dirigente y principal accionista del Elche, el que lanzó estas acusaciones. Jandro afirma que quiere "olvidar" el tema, pero José Martínez, lateral derecho del Girona, y Julià, el director deportivo gerundense, admiten que a principios de la temporada Jandro estaba muy tocado por ese asunto.
Se recuperó pronto; en la primera jornada de la Liga, marcó un doblete frente al Tenerife (4-2). El primer tanto, de penalti; el segundo, con un toque teledirigido con el pie derecho. "Pero el gol que marqué al Nàstic sea tal vez el que más define mi estilo", señala el futbolista, que a menudo suele jugar escorado en la banda derecha por exigencias técnicas. Jandro dibujó desde el lado izquierdo del área una parábola liftada que murió en el rincón opuesto de la portería. Un gol que define su talento, la primera palabra que sale de las bocas de Agné y de José Martínez.
Pero ese talento no le ha servido para quedarse de manera permanente en la élite del fútbol español. Tuvo sus opciones en el Valencia B pero no se ganó un sitio en el primer equipo, en el Celta de Vigo, con el que disputó una Champions, y con el Alavés. "Por qué no lo conseguí es una pregunta que siempre me hacen. Creo que no hay otra respuesta que no sea la mala suerte de bajar las dos veces que tuve mis oportunidades con el Celta [2004] y con el Alavés [2006]", explica Jandro. "Pero no me quejo. Tuve la ocasión de jugar en San Siro contra el Milan y unos octavos de la Champions contra el Arsenal", recuerda.
Julià, director deportivo de la entidad gerundense y exfutbolista, corrobora la teoría de Jandro: "El mundo del fútbol es más cerrado de lo que parece, si te encasillan como un jugador de Segunda, ahí te quedas". Aunque Julià no achaca exclusivamente al destino la trayectoria de Jandro: "Para afirmarte, necesitas velocidad y calidad. A lo mejor él carece de la primera porque de la segunda tiene de sobra". Como confirma su compañero José Martínez: "Tiene un plus de magia, es capaz de recibir el balón entre líneas y dar un pase de gol, da igual que dos o tres rivales se le echen encima". El lateral que comparte banda con él, admite que tiene que trabajar más para permitir a Jandro estar lúcido en el momento del último pase. "Le doy cierta libertad. Futbolistas como él tienen que sentirse libres de inventar", confirma Agné. Junto a Despotovic y Peragón, con 11 dianas todos, Jandro forma parte de un tridente que ha marcado casi el 75% de los goles del Girona (45).
Con 26 años y tras una óptima temporada con el Celta, Jandro estuvo a punto de fichar por el Atlético. El club de Vigo no permitió el traspaso y es el tren perdido de su carrera: "El hecho de jugar en un club como el Atlético habría sido importante para consolidarme. No me permitieron ir y allí todo salió mal. Me fui al Alavés con Piterman que hacía de presidente y entrenador, una decisión que tome con rabia y de la que me arrepentí bastante porque estaba muy a gusto en Vigo". Después del descenso, se quedó definitivamente en la categoría de plata, un año más en Vitoria, dos con el Nàstic y uno en el Elche. El domingo, garantiza que no mirará hacia el pasado, sino hacia el futuro. Otra vida en Primera es posible.
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