Valerón agiganta su leyenda
El Deportivo, que no tiró a puerta en la primera parte, remonta gracias al fútbol de su media punta
Todo el mundo en A Coruña apretó los dientes cuando, hace dos semanas, tras sufrir un soberano repaso el Deportivo cayó ante el Levante en Riazor. Desde entonces proliferaron las buenas intenciones, los llamamientos a la unidad. Por el camino Lotina, por una vez, recuperó a lesionados y doloridos para disponer de lo más granado de su plantilla. La afición se entregó a la causa y ayer la más bullanguera se reunió tres horas antes del partido en el centro de la ciudad para hacer profesión de fe y llevar en volandas el autocar del equipo ante el estadio.
Acunados con tanta expectativa y frenesí, los jugadores, que al fin y al cabo son los que tienen la última palabra, hicieron lo más difícil todavía: no tirar a puerta en toda la primera parte. Incapaz una vez más de hacerse con el control de la pelota, el Deportivo cedió la iniciativa al Mallorca, que tampoco tuvo que realizar ningún alarde para ponerse en ventaja. Le bastó un centro de Martí y un testarazo de Webó, un único intento entre los tres palos. No volvió a haber noticias del cuadro insular, meritorio en su campaña, pero excesivamente tibio ante un rival tocado al que ni siquiera intentó rematar. Y pagó por ello.
Deportivo, 2; Mallorca, 1
2 - Deportivo: Aranzubia; Laure, Lopo, Colotto, Manuel Pablo; Rubén Pérez, Juan Rodríguez; Pablo Alvarez (Valerón, min.46), Lassad (Adrián, min.79), Guardado; y Xisco (Riki, min.55).
1 - Mallorca: Aouate; Cendrós, Ramis (Rubén, min.72), Nunes, Kevin; Martí, Joao Victor; Nsue, Tejera (Gonzalo Castro, min.55), Pereira (Casadesús, min.76); y Webó.
Goles: 0-1, min.27: Webó. 1-1, min.55: Xisco. 2-1, min.67: Lassad.
Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes, del Colegio Cántabro. Expulsó al jugador del Mallorca Webó (min.90). Además, amonestó a Aranzubia (min.45), Guardado (min.45) y Lassad (min.63) por parte del Deportivo, y a Pereira (min.74) por parte del Mallorca.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la trigésima jornada del campeonato nacional de Liga disputado en el estadio de Riazor ante unos 22.000 espectadores. Un aficionado necesitó asistencia médica tras caer desde uno de los fondos al suelo (de una altura de casi dos metros). EFE
La espesa inquietud que se apoderó del estadio, la inacción de los futbolistas y la sensación tan deprimente que dejaron exigió a Lotina mirar hacia el banquillo en la media parte. Allí encontró a Valerón. Dicen que no está para el fútbol del año 2011, la exigencia física, la presión al rival y eso que llaman solidaridad y que aplicada al fútbol algunos entienden como correr tras la pelota con orejeras. Pero Valerón es fútbol.
Puede que juegue al trote y que abarque un reducido radio de acción, pero ayer contribuyó de manera evidente a sacar al Deportivo de un buen apuro. Lo hizo como acostumbra, con la pelota en los pies y la cabeza alzada buscando asociaciones. Mientras trabajó en espacios cortos Valerón no se ahogó y fue el amo del partido, marcó un nuevo ritmo y edificó con él una remontada que vale oro para su equipo. La mutación fue tan evidente que debe obligar a que su técnico valore cual debe de ser el rol que juegue el veterano mediapunta en esta recta final. Quizás, con el nivel de esta Primera División, Valerón sea más una necesidad que un lujo. Suyo fue el pase que dejó a Xisco solo ante el empate, con él se activaron Guardado y Lassad, futbolista que saca lo mejor de su talento en los últimos veinte metros, pero que se pierde cuando trata de enlazar con posiciones más retrasadas. Marcó el tunecino con un remate extraordinario y respiró Riazor, que no padeció en los minutos finales: el Mallorca ya había dimitido. Buscará la salvación en su feudo.
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