Un portero alucinante
Rogério Ceni, guardameta del Sâo Paulo, celebró su gol número 100 el pasado fin de semana ante el Corinthians
A su llegada al banquillo del São Paulo, en 1990, el golpeo de seda y los envíos milimétricos de un joven portero de alopecia incipiente captaron la atención del célebre técnico Telê Santana. El preparador brasileño, exjugador del Fluminense que destacó por su brío sobre el verde y su temple en el banquillo, adivinó en los envíos combados y la precisión quirúrgica del meta un filón para el equipo paulista, encomendado por aquella época a un guardameta experimentado como Zetti bajo los palos. No se equivocó.
Obstinado y con una diestra sensacional, el muchacho siguió al pie de la letra el consejo del técnico, que le recomendó pulir su toque para facilitar la salida del balón y dar aire al equipo. Una propuesta que cambiaría para siempre la carrera de Rogério Ceni (Paro Branco, Brasil; 1973), que anoche, dos décadas después de su aterrizaje en el São Paulo, firmó su gol 100 en el clásico frente al Corinthians. Un tanto histórico que hizo rugir a la hinchada paulista, acostumbrada ya a las hazañas de su arquero.
La trayectoria de Rogério, que también atesora buenas manos y aceptables reflejos, no se entiende sin sus goles. Tuvo que esperar hasta 1997, cuando Zetti abandonó el club, para tomar la alternativa bajo los palos y firmar el primero. Fue en el torneo paulista, frente al Unión San Jâou. Desde entonces, la cuenta ha crecido de forma meteórica hasta convertirse en el guardameta que más goles ha conseguido en toda la historia por delante de iconos como Chilavert (62), Higuita (41) o Jorge Campos (40).
El meta paraguayo, excéntrico y de zurda diabólica, vio cómo Rogério le arrebataba su récord en 2006, en una de las noches más dulces del brasileño. En aquella cita, no se conformó con detener un penalti ante el Cruzeiro, sino que además rubricó dos goles de hermosa factura. Como el de anoche. Certero, letal, definitivo. Como el disparo de un francotirador. Ceni se aferró al ritual de siempre: cogió el esférico, lo depositó sobre el césped con mimo y tomó unos metros de distancia. Bastó una mirada fugaz sobre la portería y una parábola imposible para el escorzo de Julio César.
Con 56 dianas de falta y 44 desde el punto de penalti, cada encuentro en el estadio Morumbí se traduce en un homenaje para él, amante del fútbol sala y del voleibol, capitán del São Paulo, de trato afable y que recibe de buen grado los compases de Hells Bells, de AC/DC, antes de cada encuentro en casa. Vigésimo goleador de la historia del Sâo Paulo, el club ha conquistado una Libertadores, un Mundial de clubes (2005), tres Ligas brasileñas (2006-08) y tres campeonatos paulistas desde que El Mito, como le conoce la torcida, asumiese la titularidad.
Poco importa que aumente el tensiómetro de la hinchada con recortes de doble filo frente a los delanteros. O su juego adelantado, al más puro estilo de un libre y que le ha costado más de un disgusto. Tal vez por ello ha sido relegado a un segundo plano con la seleçao, con la que solo ha disputado 17 partidos, suplente en dos Mundiales (2002 y 2006), a la sombra de Taffarel, Marcos y Dida. Pero él sigue a lo suyo: el gol. Ya van 100.
Fenoy y Nacho González, referentes en España
En el fútbol español, son varios los porteros que han probado las mieles del gol. Carlos Fenoy y Nacho González, exguardametas de Celta y Las Palmas respectivamente, son los dos máximos artilleros con seis dianas cada uno. Chilavert (Zaragoza), Esnaola (Betis), Cobeño (Rayo), Mario (Leganés), Bravo (Real Sociedad) y recientemente Aranzubia, siguen su estela con un tanto. En la Liga Europa, Palop también saboreó el gol con un testarazo ante el Shakhtar Donetsk en Ucrania.
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