Caicedo agranda al Levante
Los granotas derrotan al Espanyol, plagado de juveniles, en un encuentro muy plano
Brinca el Levante, aupado por los goles de Caicedo, que ya cuenta 11, uno más que el célebre Pepín, héroe en la historia del club granota en los años sesenta. Felipão metió ayer la cabeza como un búfalo a un centro desde la derecha de Valdo y al Levante le alcanzó para cantar victoria frente a un ingenuo Espanyol, un equipo de juveniles, excesivamente tierno para partidos de pierna fuerte como el que ayer se planteaba.
Al Espanyol le falta plantilla y le sobra Liga. Hoy es un equipo despersonalizado, sin referentes por las lesiones de futbolistas como Forlín, Javi Márquez y Osvaldo, encomendado a una fila de escolares que desprende ternura, alejados todos aún de la competitividad. Ayer debutaron dos juveniles de 17 años: Eric López, un mediapunta, y Víctor Álvarez, un lateral zurdo con buena pinta y precedido de mucha fama.
LEVANTE, 1 - ESPANYOL, 0
Levante: Munúa; Javi Venta, Ballesteros, Nano, Del Horno; Xavi Torres, Iborra; Valdo (Pallardó, m. 83), Xisco Muñoz (Jefferson Montero, m. 60), Juanlu; y Caicedo (Stuani, m. 70). No utilizados: Reina; Héctor, Wellington, Jordà, Xisco Nadal y Cerra.
Espanyol: Kameni; Javi López, Amat, Galán, David García (Álvarez, m. 88); Duscher, Verdú (Molina, m. 75); Sergio García (Eric López, m. 82), Luis García, Callejón; y Álvaro Vázquez. No utilizados: Cristian; Chica, Raúl Rodríguez, David López y Canal.
Gol: 1-0. M. 27. Caicedo cabecea en el primer palo un centro de Valdo.
Árbitro: Turienzo Álvarez. Amonestó a Munúa, Iborra, Del Horno, Xisco, Duscher, David García, Amat, Callejón y Galán.
13.591 espectadores en el Ciutat de València.
Pochettino ya ha dado salida a 15 futbolistas de la cantera y los intermediarios y los aficionados hablan mucho del fútbol base del club blanquiazul. A los profesionales, mientras tanto, no se sabe muy bien qué se les puede pedir. Hubo un tiempo en que disputaron incluso la clasificación para la Champions y ahora aspiran a mantenerse en la zona de la Liga Europa. El capitán, Luis García, responde que la meta es la permanencia. Los partidos, ciertamente, se suceden ahora de mala manera: ya son seis derrotas en siete y ayer se contó una nueva baja, la de Sergio García -le aguardan al menos cuatro semanas sin pisar el campo-, al que se le salió un hombro en un mano a mano con Javi Venta, una imagen que reveló la vulnerabilidad y la fatalidad blanquiazul. La situación no la arregla ni Kameni, que acabó por asomarse al área del Levante para intentar rematar un libre indirecto de última hora mientras el equipo se defendía con siete futbolistas procedentes del filial. No funcionó el efecto Aranzubia. El Espanyol apenas tiró a portería ante un selectivo Levante, a gusto con el infanticidio que se le presentaba.
A Luis García, el técnico granota, le contrataron por un proyecto a corto plazo que consiste en asegurar la permanencia y, de momento, las cosas le van muy bien. Ha armado un grupo solvente, fuerte en la defensa, rematado por un goleador de apodo Felipão, un ecuatoriano intimidador que garantiza remates y goles. Volvió a marcar Caicedo y no lo desaprovechó el Levante. Siete partidos ha ganado el Levante en casa y en todos marcó Caicedo.
El poder físico del ariete, curtido en clubes como el Manchester City, arrambló al liviano Espanyol, al que de nada le valieron los cánticos de ánimo de 2.000 seguidores. El Levante administró el tanto de Caicedo a partir de una buena organización. Mejor físicamente y más experto, el plantel local anuló el fútbol frontal del Espanyol, falto de enganche y también de desborde. Lastimado, Verdú no pudo conectar con Luis García ni Callejón y Sergio García quedó a merced de la fortaleza de la zaga levantinista.
No había recambios en el banquillo del Espanyol y, por tanto, el Levante pudo gestionar el partido sin demasiados apuros. La suya es una trayectoria opuesta a la del club blanquiazul en la segunda vuelta: si a los españolistas les cuesta sumar puntos, los granotas apenas los dejan escapar, sobre todo en su cancha, un fortín por su poderío en las dos áreas ante rivales de parecido pelaje.
El Levante va como un tiro mientras va retrocediendo el Espanyol, que no sabe muy bien si defenderse o atacar, si pensar en la permanencia o en Europa, si desafiar al contrario o protegerse, necesitado como está de nervio y músculo. Hoy cuesta reconocer al Espanyol que comenzó la Liga por las ausencias -solo hay 13 fichas del primer equipo- y también por el uniforme. Imposible revertir a un partido tantas cosas en contra acumuladas durante muchas jornadas. El triunfo del Levante fue incuestionable. El guion pasaba por un gol de Caicedo y le salió a pedir de boca.
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