El futbolista más deseado
Ander Herrera se enfrenta hoy al Athletic, su próximo equipo cuando concluya la Liga
Ander Herrera a sus 21 años ya ha hecho un máster futbolístico. Nació al fútbol con todos los parabienes y lo hizo en Bilbao el 14 de agosto de 1989. Pero él se siente un maño más, porque en Zaragoza ha vivido casi todos los años de su vida porque uno no es tanto de donde nace como de donde crece. Fue feliz: mejor alevín del campeonato de España de 2001 donde se proclamó campeón con el Zargoza y luego fue campeón de España cadete. Y luego debutó con el Zaragoza en 2009 en Primera División. La fecha está grabada en su memoria: 1 de febrero, ante el Levante en la Romareda y con victoria (2-1). Su dorsal fue el 34, alto, como los que suelen lucir los chicos que provienen de la cantera. Y el 2 de mayo (curioso día) del mismo año cuando anotó su primer gol ante el Tenerife, aunque el partido acabó en empate, estando en 2ª División. Y el 6 de diciembre (curioso día), cuando se estrenó como goleador en Primera División ante el Mallorca aunque su equipo perdió 4-1.
No cabe duda de que a Ander Herrera le gustan las fechas señaladas. Y, sin embargo, feliz en el campo, le ha tocado lidiar una situación compleja. No es fácil ser la mejor promesa del Zaragoza cuando tu padre, Pedro Herrera (alias Herrerita, como futbolista) es el secretario técnico del club y por lo tanto uno de los inspiradores de la cantera zaragocista. "Ya sabemos que el fútbol es una mezcla de pasión, sentimiento y envidias", respondía a EL PAÍS en octubre del año pasado Ander Herrera cuando se le preguntaba sobre la condición de hijo de en un vestuario complejo en orígenes y culturas. La situación le hizo madurar necesariamente centrándose en su principal faceta: el fútbol entendido como un juego en el que el balón es lo importante. "Y se puede controlar más el balón mediante el movimiento y sin esconderse", afirmaba.
Apasionado de la filosofía de Guardiola, a partir de junio vestirá la camiseta rojiblanca, la del equipo de la ciudad donde nació, pero no la de donde creció.
Herrera siempre ha sido un futbolista deseado por el Athletic, que veía en él al jugador que podía dar el pase, la pausa y la colocación a un equipo que tira de arrebato pero que no desprecia el balón. Un jugador que se adecúa a distintas posiciones desde el medio campo, con salida de balón. Un Orbaiz con capacidad de llegada, al que siempre siguió el club de Ibaigane, que falló en el primer intento, pero que finalmente el 1 de febrero consiguió cerrrar la operación a cambio de unos ocho millones de euros y un contrato de cinco temporadas y 35 millones de cláusula de rescisión.
Hoy (20 horas, Canal+ Liga) se enfrenta en La Romareda a sus futuros compañeros a partir del mes de junio. No les verá mucho cuando llegue porque previsiblemente el hoy zaragocista y luego rojiblanco disputará el Europeo sub 21 en Dinamarca. Allí coincidirá con Javi Martínez y Muniain, con los que ya ha compartido vestuario de selección.
Antes tendrá que verlos enfrente, con su próxima camiseta, pero con las ideas claras: "Mi misión es contribuir a que el Zaragoza se salve", afirmó hace unos días.
Algo ya ha hecho fuera del terreno de juego. Su fichaje ha permitido que sus compañeros cobren. La necesidad del Zaragoza ha sido la virtud del Athletic para contar con su futbolista más deseado. En otras circunstancias, el fichaje hubiera resultado imposible. Herrera es el símbolo de La Romareda.
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