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"Se le cruzaron los cables"

El Valencia admite el error de Navarro y el Athletic lamenta su impunidad

La defensa de David Navarro fue pobre: "Lo que pasa en el campo queda en el campo". Y la del Valencia, un contraataque al recordar cómo Fernando Llorente, en 2005, se echó encima de Ayala, que era entonces central valencianista, y le rompió varias costillas en un encontronazo. Ni Navarro ni el club de Mestalla creyeron conveniente pedir perdón ayer, a la espera de si hoy el Comité de Competición sanciona o no al zaguero por sus codazos a Llorente y a Javi Martínez.

"Me siento un jugador muy diferente, con ideas muy claras, muy tranquilo", declaró Navarro a este periódico en noviembre pasado, cuando se le recordó el puñetazo que propinó a Burdisso, defensa del Inter, en un partido de la en 2007, por el que la UEFA le castigó con seis meses sin jugar competiciones europeas. "Perdí los papeles tratando de defender a un compañero y saqué el instinto protector. Tenía que haber estado más frío, aunque a veces eso no lo puedes controlar", añadió Navarro.

Lo cierto es que Navarro entró en el encuentro del domingo pasado contra el Athletic sobreexcitado y ya en la primera mitad agredió a Javi Martínez golpeándole con el codo en la nariz. El Athletic, según sus jugadores, lo sabía. "En el vestuario, antes, hablamos de que a la primera que hiciera Navarro iríamos a advertírselo al árbitro", afirmó Óscar de Marcos. Llorente, más habituado al expeditivo central, no se cortó y le acusó de ser el mismo de siempre. "Ya está bien de que se comporte así y nunca pase nada". Navarro dio dos codazos y salió sin ninguna amonestación amén de un agarrón del que le el gol de Llorente.

El problema de Navarro no se limitó a las faltas a Javi Martínez, primero, y Llorente, después, sino que se agrandó con la teatralización tras su agresión a Llorente. Fernando García Macua, el presidente del Athletic, lo expresó gráficamente cuando vio a Navarro abandonar el campo en camilla tras haber agredido al delantero rojiblanco. "Igual se mareó al ver la sangre de Llorente", dijo con media sonrisa amarga.

La reincidencia de Navarro tiene mucho que ver con el contexto. "Se le escapó Llorente en el gol y también en un par de jugadas más y se le cruzaron los cables", explica una fuente del vestuario valencianista, que niega alguna consigna del entrenador, Unai Emery, al respecto. Trató de parar de cualquier manera al delantero más fuerte del campeonato, Fernando Llorente, también el segundo que más faltas comete (66) en la Liga, con tan solo una menos que Diego Rivas, de la Real Sociedad. A eso se añadió la tremenda superioridad de Llorente en la primera parte sobre los centrales valencianistas, Navarro y Stankevicius, unida a un mal momento de forma del propio defensa del Puerto de Sagunto. Tras el empate (1-1) del Schalke la pasada semana en Mestalla, Navarro fue el centro de todas las críticas, sorteado por la picardía de Raúl en el tanto del conjunto alemán. Incluso perdió la titularidad al siguiente encuentro, ante el Sporting en Mestalla, y regresó en San Mamés precisamente por su gran poderío en el juego aéreo.

Navarro entiende a veces el fútbol como una cuestión de supervivencia: o el delantero o yo. Por aquella acción ante Burdisso, el Valencia, aconsejado por su entrenador, Quique Flores, le desterró dos años al Mallorca. Allí, a las órdenes de Gregorio Manzano, empezó a sentirse un hombre nuevo. "Manzano me hizo ser un peso pesado en un vestuario. Me dio ese galón y me fui arriba. Empecé a crecer como jugador y como persona. También soy padre de dos niñas y eso me hizo madurar", dijo. En efecto, en las dos temporadas desde que regresó del Mallorca, Navarro era un futbolista distinto en el Valencia. Más cuajado, más tranquilo, mucho más seguro con el balón y sin él. Hasta que Raúl le hizo sentirse como un pollo sin cabeza y San Mamés despertó su instinto depredador: o el delantero o yo.

Y así fue a por uno y otros como un cazador con el balón o sin él. Lo que más dolió en la plantilla rojiblanca no fueron tanto sus codazos como su teatralización en la camilla. "Hay que dar la cara", dijo ayer San José recordando la actitud de Navarro después de sus dos agresiones.

Los jugadores de Valencia y Athletic rodean a David Navarro y Fernando Llorente.
Los jugadores de Valencia y Athletic rodean a David Navarro y Fernando Llorente.ALFREDO ALDAI (Efe)
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