La moto cabezota de Rossi
A tres semanas del inicio del Mundial, el piloto italiano se da de bruces con la rebelde Ducati
Mientras las Honda vuelan por el caluroso circuito de Sepang (Malasia), unos hombres de rojo andan devanándose los sesos en busca de algo que les ayude a ser un poco más rápidos. Visten de rojo y en su garaje tienen al que está considerado el mejor piloto de la parrilla, el nueve veces campeón del mundo Valentino Rossi. Pero su moto, una Ducati, la Desmosedici GP11, está muy por detrás de lo que les gustaría, muy lejos del rendimiento que dio a final del curso anterior, y a un mundo de la montura que está alucinando al paddock en estos tests de pretemporada: la Honda RC212V. "Estamos desilusionados porque la diferencia con Casey (Stoner), Dani (Pedrosa) y Marco (Simoncelli) -que firmaron los tres mejores cronos de esta última jornada de entrenamientos- es muy grande. Las Honda dan miedo, no solo porque son capaces de hacer una vuelta rápida como la que han hecho, sino porque llevan un ritmo muy veloz", se sincera, vía telefónica, Vittoriano Guareschi, jefe del equipo Ducati.
¿Por qué Ducati está a tanta distancia de los mejores tiempos? "El problema más importante es de ciclística (neumáticos, suspensiones, chasis...). Y no sólo afecta a Valentino. Es un mal común a todos nuestros pilotos: la frenada es muy brusca y en la entrada a las curvas la moto se resiste", explica. Asegura Guareschi que, además, en este circuito de Sepang, donde ya tuvieron problemas la temporada anterior, su moto no puede rendir al igual que el resto. Tampoco la Yamaha, de momento un escalón por detrás de Honda, ha dado un salto cualitativo en Malasia respecto de los últimos tests (le sigue faltando potencia, aunque probablemente es la moto más completa y fácil de pilotar). Además, el equipo oficial de Ducati ha perdido un día de entrenamientos, pues Rossi no salió a rodar ayer; tenía gripe y fiebre y se marchó al hotel a descansar. "Es una lástima. Hoy hemos salido ya con un día de retraso respecto a los demás", señala el manager italiano.
Tanto Nicky Hayden, que ya conoce bien la Ducati, como Valentino Rossi firmaron una vuelta rápida idéntica (2m1,46s) a 1,8 segundos del mejor, otra vez Casey Stoner, que ha batido el récord del trazado malayo con un giro a 1m56,6s; apenas 138 milésimas más rápido que Pedrosa. "Nuestra diferencia con los de delante sigue siendo muy grande, pero definitivamente hemos conseguido que el problema de las vibraciones vaya mucho mejor. No está completamente solucionado pero sí lo suficiente para que podamos centrarnos en otras cosas", afirmaba el piloto estadounidense. Esas otras cosas son, fundamentalmente, las dificultades en el paso por curva, que han concentrado las quejas de Rossi y también de otro novato con la moto italiana, Randy de Puniet, en el equipo satélite Pramac.
Héctor Barberá, que ha pilotado siempre una Ducati desde que subió el año pasado a MotoGP con el equipo de Aspar, explica que ése es el comportamiento normal de la moto: "Le cuesta girar. En la entrada a las curvas pasa de tener toda la aceleración detrás a tenerla delante. Es mucho más agresiva. Y es un problema que tenemos todos los que pilotamos una Ducati y que también está relacionado con el reparto de pesos". El valenciano hizo en Sepang el mejor crono con una Ducati (a 1,68s de Stoner), por delante de los pilotos oficiales de la fábrica italiana, casi un segundo más rápido que su mejor vuelta el año pasado y con una mejora considerable respecto de los dos primeros días de entrenamientos. Pero sabe de los problemas: "Cuando frenas, la moto no quiere; parece que tienes que tirar de ella para tomar la curva. Es cabezota. Y tiene carácter. Hay que domarla", concluye.
Rossi, sin embargo, ha confesado que no tiene muchas respuestas a los problemas. Y sin explicación a los mismos es difícil encontrar una solución: "No podemos estar satisfechos con estos test, no hemos alcanzado nuestros objetivos, que eran terminar cerca de los seis primeros clasificados y, sobre todo, reducir la brecha que nos separa de la cabeza. Estamos lejos y nos falta ritmo, que es lo más importante".
Queda por ver quién se adaptará a quién. Si la Ducati a Rossi o el piloto a su nueva moto, tan diferente de las delicadas monturas japonesas. "La Ducati no será nunca una Yamaha", interviene Guareschi. "Estamos tratando de encontrarnos nosotros con Rossi y él intenta entender mejor la moto. Es un trabajo al 50%. Y de momento llevamos poco tiempo". Así que el objetivo inicial pasa por acercarse a los puestos de cabeza. "Va a costar. No será nada fácil. Los pilotos de Ducati tenemos un año bonito por delante, pero muy duro. Viendo como están las Honda será complicado llegar arriba", añade Barberá.
"Hemos mejorado algunas cosas, pero todavía nos queda mucho trabajo: debemos hacer la moto más fácil de pilotar. Aunque tenemos tiempo. Y no nos vamos para casa desesperados. Quedan dos días en Qatar antes de la primera carrera (el 20 de marzo)", señala Guareschi. Además de los entrenamientos oficiales del equipo en Sepang, Ducati ha estado probando la moto con probadores de la marca italiana en otros circuitos como los de Mugello y Jerez, donde han utilizado cosas nuevas: "Esperamos que vengan a casa con respuestas positivas. Seguimos trabajando. No estamos desesperados, pero tampoco contentos. Creíamos que nos iríamos a casa con menos distancia respecto de las primeras motos".
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