El fútbol lo pone Osvaldo
El ariete asiste a Luis García para avivar la esperanza europea del Espanyol y hundir al Sporting
Deteriorado el sabroso manual de fútbolque define a los dos equipos, el duelo fue un suplicio de aúpasolo revolucionado por Osvaldo, que, a falta de balones y remates, se mudó en asistente para habilitar a Luis García y resolver el entuerto. La mejor solución para el Espanyol, estresado por el nuevo nivel de exigencia -por ensamblarse en la zona noble-, y la peor pesadilla para el Sporting, destemplado por 11 horas de autocar y sin memoria para el fútbol, por más que jugara todo el segundo acto en superioridad numérica.
Sin Verdú sobre el césped, el Espanyol cojeó sobremanera a la hora de lanzar el último pase, por lo que dejó desconectado a Osvaldo, ariete de excelentes movimientos sin recompensa alguna. No había trampolín, no había peligro. Una rémora que, en un único chispazo, solucionaría el propio delantero. Pero la falta de juego es una tónica que engulle al Espanyol en las últimas fechas. Ha pasado de destilar un fútbol atildado e incluso plástico, a otro de picaresca y músculo, con menos pie y más agresividad. Ausente el pase final, cobraron protagonismo Márquez y Víctor Ruiz, que manejan la zurda deliciosamente, pero que para enlazar con la punta de ataque proponían asistencias de 30 y 50 metros. Demasiado trecho para que no saliera al paso una de las piernas del Sporting, bien pertrechado y agrupado. Aunque la reconversión blanquiazul, del toque al choque, le ha bastado para descontar a cuantos rivales -siete con el Sporting- ha recibido en casa.
Espanyol 1 - Sporting 0
RCD Espanyol: Kameni; Chica, Forlín, Víctor Ruiz, Dídac; Baena, Javi Márquez; Luis García, Sergio García (Duscher, min.56), Callejón (Rui Fonte, min.90) y Osvaldo (Iván Alonso, min.83).
Real Sporting: Juan Pablo; Lora, Botía, Gregory, José Ángel; Eguren (Ayoze, min.73); Luis Morán, Rivera, Sergio Álvarez (Carmelo, min.63), De las Cuevas y Sangoy (Barral, min.58).
Goles: 1-0, min.71: Luis García.
Árbitro: Iglesias Villanueva (comité gallego). Expulsó a Baena (min.44 y min.52). Amonestó a José Ángel (min.14), Botía (min.41), Sangoy (min.44), Sergio Álvarez (min.57), Callejón (min.67), Lora (min.68) y Javi Márquez (min.78).
Incidencias: partido correspondiente a la decimocuarta jornada de la Liga, disputado en estadio Cornellá-El Prat ante 25.713 espectadores.
No resultó el Sporting un adversario incisivo, venido a menos y en expresiva regresión. No mezcla, no mueve la pelota y menos remata. Su fútbol se ha desmejorado y arrugado del mismo modo que su situación clasificatoria. Ha perdido la convicción en el ataque largo y pase corto, por lo que se remite al contragolpe. Un arma un tanto estéril, siempre y cuando no se acompañe por otros argumentos. Eguren rompe en el centro del campo, Rivera corre por dos pero no encuentra socios, y De las Cuevas se queda en la banda sin mayor recorrido. Falta ingenio y, sobre todo, el lesionado Diego Castro. Anoche, sin embargo, exprimió con cierto tino el pase en profundidad, siempre a las espaldas de Dídac, lateral que selecciona mal el momento de las subidas y que nunca sabe lo que tiene a sus espaldas. Todo un agujero que Víctor Ruiz corrigió como pudo y que Morán, avispado, aprovechó con gusto. Primero, cedió el cuero a Sangoy, que erró en el fusilamiento sobre Kameni; y después, probó fortuna con un disparo que se resistió a enfocar la portería.
Apagado en grado superlativo, tampoco replicó con fiereza el Espanyol, más allá de un puñado de disparos lejanos. No había juego interior ni tampoco fútbol por los costados. Era lógico que la vía ofensiva se definiera por la pegada de larga distancia. Dos de Márquez y otro de Luis García. Sin éxito. La nada.El colegiado , estimulado por una infantil sed de protagonismo,obvió un penalti sobre Barral, expulsó a Baena por rechistarle y sancionó por lo mismo a Callejón, con las piernas amoratadas tras el trajín de patadas que recibió. Hasta que Osvaldo, cuando el encuentro parecía abocado al empate, hizo de las suyas. Harto de no oler el cuero, bajó a recibirlo, alzó la cabeza y leyó el desmarque del compañero. Pase al hueco y por encima de las cabezas de la zaga y definición de Luis García, que argumentó una cosa con la cadera pero dijo otra con las piernas. Un chispazo, un gol y otra victoria.
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