Toda una divinidad griega
El ariete Cissé, que las ha visto de todos los colores, es el ídolo del Panathinaikos
Le suministraron un derivado de morfina para que remitiera el dolor y le encajaron en lo posible los huesos, rotos la tibia y el peroné de la pierna izquierda junto a un síndrome compartimental que impedía la circulación de la sangre. "Salvaron mi fútbol", concede Djibril Cissé (Arlés, Francia; 1981). Eso fue en 2004, cuando defendía la camiseta del Liverpool. Un año antes, sin embargo, Sandro Rosell, entonces vicepresidente del Barça, acudió a Francia para tantearle sin éxito. "Cuando me vaya del Auxerre seré 'Red', respondió el delantero, que las ha visto de todos los colores antes de triunfar en el Panathinaikos, que recibe esta noche al Barcelona. "Cissé es mi pequeño capricho", señala orgulloso Nikos Pateras, el multimillonario presidente del club griego. Lo agradece 'Djib' ?como le conocen?, que mantiene la sonrisa cada día mientras recorre el angosto camino de Koropi, bordeado por naranjos y olivos, para alcanzar la ciudad deportiva del 'Pana'. Es la última divinidad griega.
No siempre fue tan sencillo. En 1974, el defensa Mangué Cissé abandonó Costa de Marfil con su mujer Karidjata para jugar en el Arlés. Allí nació Djibril, el menor de siete hermanos que sufrió como ninguno el divorcio de su padre, de vuelta a África. "El fuerte deseo por ayudar a su madre le ayudó alcanzar la cima", recuerda Richard Bettoni, ex agente del ariete a L'Equipe. Jugó en el Arlés desde los ocho hasta los 15 años, cuando pasó al Nymes y acto seguido a la fábrica del Auxerre, cuna de jugadores como Cantona, Boli, Ferreri, Vahiura, Lamouchi... "Conmigo serás alguien en el fútbol", le dijo entonces el legendario Guy Roux. Y no falló; Cissé, que corría los 100 metros en 11 segundos, fue dos veces Pichichi de la Ligue 1 (2002 y 2004) y se ganó un contrato con el Liverpool, su peor decisión.
Todo le salió mal en Merseyside. "¿Por qué no va a jugar aquí si tiene velocidad, fuerza y las cualidades de un punta moderno?", expuso Rick Parry, director general del Liverpool, después de echar a Gerard Houllier (valedor de Cissé) y fichar a Rafa Benítez, que nunca lo tragó y menos le alineó. Tampoco ayudó su rotura de pierna ni el mal comportamiento fuera de la cancha, acusado de agarrar del cuello a una mujer en una discoteca de Newcastle, de pegar a un niño de 15 años que se burló de él, y de golpear a su mujer Jude, una peluquera galesa con la que comparte tres hijos pero no casa. Incluso combatió con el gremio de caza del condado de Cheshire, toda vez que, como Lord de la Mansión de Frodsham ?compró la casa que le otorgaba el título por 2,5 millones?, impidió la cacería del zorro en sus bosques. Rota la pierna, desquiciado el jugador y llegado Fernando Torres, Cissé ?que participó en la triunfal final de la Champions (2005) ante el Milan? se exilió sin fortuna al Marsella. Pero antes de debutar, justo cuando tenía asegurado el sitio con Les Bleus, se rompió la otra pierna en un amistoso ante China. Nada raro, en cualquier caso, si se atiende a su historia con la selección; no fue el Europeo de 2004 por una sanción y en los dos Mundiales que ha participado (2002 y 2010), no ha pasado de la primera fase. "Djibril ha sufrido momentos terribles, pero ya demostrará su carácter", le elogió su por entonces compañero Nasri (Arsenal).
Tras otro paso anónimo por el Sunderland, llegó al Panathinaikos. "¡Es una locura!", sentenció a su llegada al aeropuerto de Eleftherios Venizelos, repleto por 7.000 personas con banderas del trébol y de Francia. En Atenas, con un sueldo de 2,5 millones y su colección de coches (Cadillac Escalade, Bentley, Chevrolet Camaro, Porsche Cayenne, Hummer...), tiene un dúplex con vistas al mar en el barrio de Voula y piscina integrada en la azotea. Allí pasa las horas muertas, enfrascado en el Dj Hero, juego de la PlayStation para pinchar música, su mayor afición porque no es raro verle poner House por las discotecas de París. Tampoco golear. "Se reserva en defensa porque vive del contragolpe. Juega sensacional al espacio, es rápido y le pega muy bien al balón con los pies y la cabeza", señala Ernesto Valverde, técnico del Olympiakos que sufrió dos goles suyos en el pasado derbi (2-1). "Es el ídolo de la afición", cuentan desde el club. Entre otras cosas, porque de sus más de 40 tatuajes tiene uno con el lema 'The Double 2009-2010', en referencia al doblete del curso pasado y su Pichichi, con 23 goles (ahora suma 10 dianas en 11 duelos). Y porque en la gala donde le declararon el mejor jugador de la Superleague, declaró: "No solo soy un jugador del Pana, sino que soy uno más de sus grandes hinchas". Hoy se mide al Barça. "Uno de los mejores rivales que he tenido en mi vida", aclara Cissé. Palabra divina.
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