Miami cae en un partido colosal

Textos cortos y directos. Esa es la obligada exigencia de Internet. Por un día, la parrafada será algo más larga de lo habitual, lo mínimo que demanda la magnitud del juego que se presenció en el partido entre el equipo más publicitado de la NBA, Miami, y uno de los equipos con menos glamour pero más colmillo de la competición, Utah. Tras una prórroga, tras 2 horas y 40 minutos de batalla , venció Utah por 114-116.

Venció Utah a pesar de que en el descanso el partido invitaba al apaga y vámonos. Venció a pesar de que llegó a perder en muchas fases hasta por 22 puntos. Venció a pesar de que LeBron James logró el 29º triple doble de su carrera, a pesar de que Wade anotó 29 puntos, a pesar de que Miami dominaba por 94-88 a 1 minutos y 25 segundos para el final, por 97-90 a 37 segundos o por 101-96 a 19 segundos. Venció a pesar Utah, que sigue sin el lesionado Okur, perdió por seis faltas a su figura, Deron Williams, cuatro segundos antes de que Millsap enviara el partido a la prórroga al recoger y palmear un rebote ofensivo en el último segundo. Y venció a pesar de que los últimos dos puntos tuvo que anotarlos desde la línea de tiros libres un veterano pívot holandés llamado Paco Elson, reserva de reservas.

Uno de los principales culpables del triunfo de Utah fue Paul Millsap , alero de 25 años, que hizo el partido de su vida y terminó 46 puntos y una serie de 19 canastas de 28 lanzamientos, incluidos tres triples en sus tres intentos pese a que en cuatro temporadas en la NBA solo había anotado dos. También colaboró sobremanera Deron Williams con 21 puntos y asistencias y Andrei Kirilenko con 16 puntos, 9 rebotes y 7 asistencias. El varapalo para Miami fue mayúsculo. Es su tercera derrota en ocho partidos, tras las que sufrió ante Boston y New Orleans. LeBron James , Dwyane Wade y Chris Bosh empiezan a estar en la picota cuando el campeonato no ha hecho más que empezar. El equipo juega mal, durante muchos minutos no se supo quién podía jugar de base dada la imposibilidad de frenar a Deron Williams y sucumbió por completo en la defensa dentro de la zona al conceder 56 puntos y lograr solo 36 en la distancia más corta. Un desastre para el equipo más lujoso de la NBA.