El Zaragoza tiene fe
El equipo de Gay se repone dos veces de las ventajas del Mallorca y logra su primera victoria en el campeonato
La fe del Zaragoza es infinita. De nada sirvió que Webó le rompiera dos veces, que el técnico pareciera decapitado a falta de un cuarto de hora, que la afición estuviera de uñas, que el presidente se tirara de los pelos... El Zaragoza no se rindió y, frente al Mallorca, conformista y con las manos demasiado largas, sumó la primera victoria de la Liga.
Si el Mallorca metió miedo fue por Webó, de sobresaliente envergadura y escaso de velocidad, disparo y regate. Pero Webó leyó como nadie el partido y se bastó para descolocar dos veces a los cinco defensas del Zaragoza. Primero, rompió el fuera de juego, se llevó el balón con una mano y lo elevó ante Doblas. Después recibió de espaldas, atrajo a dos centrales y puso el balón a la carrera de Pereira, que resolvió con un disparo cruzado. Dos goles. Poca cosa, sin embargo, para un Zaragoza que nunca se rinde.
Zaragoza 3 - Mallorca 2
Zaragoza: Doblas; Diogo, Lanzaro (Bertolo, min.68), Jarosik, Contini, Ponzio (Obradovic, min.46); Jorge López, Gabi, Ander Herrera; Lafita (Marco Pérez, min.78) y Braulio.
Mallorca: Aouate; Cendrós, Nunes, Ramis, Ayoze; Joao Víctor; Nsue, Martí, De Guzmán (Tejera, min.79), Pereira; y Webó.
Goles: 0-1. min. 19. Webó; 1-1. min.57. Lafita; 1-2. min.61. Pereira; 2-2. min.79. Bertolo; 3-2. min.94. Gabi, de penalti.
Árbitro: Paradas Romero, del C. Andaluz. Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Lanzaro, Diogo y Bertolo y a los visitantes Joao Víctor, Pereira, Webó, Cendrós, Tejera y De Guzmán.
Incidencias: partido correspondiente a la décima jornada de liga disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 21.000 espectadores.
Asumiendo que las virguerías son para otros, renunciando al juego plástico o sugerente, el Zaragoza se remite al pragmatismo más rudimentario. Se cobija en su línea de cinco zagueros y, ya en el área opuesta, aguarda al remate de Braulio. En una de esas, el ariete pinchó el balón, se perdió en el regate y la pelota acabó en Lafita, en las redes. Sin más propuesta, persistió el Zaragoza y encontró en Bertolo el mejor de los remedios. Un remate, también en una segunda jugada, supuso el empate, el alivio. Algo que redondeó el Mallorca, que sacó de nuevo a pasear las manos: Ramis, sin consecuencias, y Martí, con castigo. Gabi se citó con el balón en el punto de penalti y resolvió un partido con más fe que fútbol.
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