Mentir con la edad se castiga como el dopaje
Corea del Norte no competirá hasta después de los Juegos de Londres por engañar sobre los años de una gimnasta
Hong su-Jong tiene 24, 25 o 21 años, según el pasaporte que se mire, y lleva siete años compitiendo al máximo nivel. Mundiales y Juegos Olímpicos incluidos. Como en gimnasia, que es su deporte, las niñas solo pueden participar en eventos internacionales desde la temporada que cumplen 16 años y la Federación Internacional se toma tan en serio el asunto que ha establecido un sistema de licencias específico para seguir el rastro de todas las atletas, la pequeña ha sido castigada con dureza. Y con ella su país, Corea del Norte. Ninguno de los dos podrán volver a competir hasta el 5 de octubre de 2012, pasados los Juegos Olímpicos de Londres. La sanción puede ser recurrida.
Hong se estrenó en la Universiada de 2003. Según el registro de esa competición había nacido el 9 de marzo de 1985. En otros eventos aparece como su fecha de nacimiento el 9 de marzo de 1986 y el mismo día de 1989.
Las explicaciones de las autoridades coreanas, confusas y como para salir del paso y que incluyen el manido "no sabe inglés", tampoco han ayudado a Hong, a la que ya se impidió competir en los Mundiales de Rotterdam el mes pasado por las dudas sobre su edad. "La comisión encuentra muy difícil confiar en los documentos oficiales proporcionados por la Federación de Gimnasia de Corea del Norte", asegura el dictamen, que recuerda la responsabilidad de los atletas en el suministro de los datos y defiende la sanción de dos años.
Se trata del castigo más importante impuesto por la FIG por esta cuestión e iguala la sanción máxima por un primer dopaje. En el caso de Hong confluyen varios agravantes que, sin duda, han debido tener en cuenta los miembros de la comisión disciplinaria. No es la primera vez que Corea del Norte trapichea con la edad de sus gimnastas. Ya en 1993 las asiáticas fueron desterradas de los Mundiales después de que Kim gwan-Suk, su primera campeona del mundo, fuera descubierta. Los oficiales de la federación internacional tardaron en darse cuenta de que la niña que ganó el oro en paralelas en Indianápolis 1991 no tenía paletas no porque se hubiera caído en un entrenamiento sino porque se le habían caído los dientes de leche.
Con la decisión de la FIG, la gimnasia pierde, probablemente para siempre, a una buena atleta, pero no a una de sus grandes estrellas. Hong su-Jong fue plata en salto en los Mundiales de 2007 y séptima en paralelas. Su hermana, a la que también afectará el castigo como miembro del equipo coreano, es la vigente campeona olímpica de salto.
La federación coreana tiene que pagar además una multa de 20.000 francos suizos (casi 15.000 euros) y hacerse cargo de las costas del proceso. Y, aunque tiene 21 días de plazo para apelar, no parece probable que lo haga, puesto que no acudió a la última vista del proceso.
El castigo resulta ejemplar, pero tal vez desproporcionado si se consideran los antecedentes. Son muchas las gimnastas que han vivido bajo la sospecha de haber mentido sobre su verdadera edad. El caso más sonado fue el de las chinas, vigentes campeonas olímpicas. Tras investigar a dos de sus gimnastas de Sidney 2000 y llegar a la conclusión de que habían competido sin tener la edad exigida les retiró la medalla de bronce por equipos y anuló sus resultados en esa competición. Pero no fue más allá. Corea del Norte, con menos peso en la FIG, se ha llevado la peor parte.
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