España recupera su estilo

Al borde de la cuneta, Fernando Hierro recurrió a finales de julio a su ex compañero Luis Milla. Le pidió que reparara los desperfectos causados por Juan Ramón López Caro en la selección española sub 21. Los partidos se convirtieron en finales para el nuevo seleccionador, debutante en Helsinki con un empate ante Finlandia que multiplicó la presión. Lo primero fue recobrar la confianza. De ahí, las palabras del turolense en el vestuario. "Tenemos muchísima calidad, sobre todo en el centro del campo. Vamos a tener el balón y las oportunidades irán surgiendo", repitió a sus jugadores antes de cada una de las siguientes citas, en las que España hubo de superar a Holanda, a Polonia y la eliminatoria frente a Croacia. Cuatro victorias, con la de ayer en Varazdin, que dan a La Rojita el billete para el Europeo sub 21 de Dinamarca 2011, el que otorgará cinco plazas para los Juegos de Londres 2012. Habida cuenta del enorme talento de la cantera española, habría sido imperdonable perderse la posibilidad de ir a la cita olímpica tras la ausencia de los dos últimos, los de Atenas 2004 y Pekín 2008.

El principal mérito de Milla ha sido reconstruir en poco tiempo el estilo indeleble de La Roja apoyándose en jugadores de mucho oficio como Mata y Javi Martínez, dos campeones del mundo encantados de echar una mano, y en jóvenes que conocía de las categorías inferiores: Thiago, Bojan, Domínguez y Rubén Pérez. El primero, hijo de Mazinho, ha sido una de las sensaciones de esta sufriente clasificación. Es un mediocentro de 19 años y soberbia visión del juego y su peso en el grupo ha ido creciendo. Ha sido clave para que España recuperara sus señas de identidad: amasar la pelota con paciencia, aguantar la fogosidad croata en el comienzo de ambas partes y esperar el momento justo para sentenciar. Lo hizo Domínguez, central del Atlético en funciones de lateral izquierdo, cuando remachó un balón muerto tras un error de Kelava en un centro de Mata al segundo palo.

Croacia se desesperó y se quedó con uno menos por la expulsión de Lovren. A España se le abrieron así las puertas para enseñar su excelencia técnica. La que marcaron sobre todo Thiago, Mata y Adrián. El delantero del Deportivo completó una eliminatoria notable desmarcándose constantemente, filtrándose entre los centrales y combinando de modo preferente con Mata. De un taconazo del zurdo del Valencia nació el tanto definitivo de Adrián, sociedad renacida tras haber coincidido en los alevines del Oviedo. En contraste con la sequía del Deportivo, Adrián marcó tanto en la ida como en la vuelta maquillando la falta de un goleador puro, la única pega que se puede poner a España. No lo son ni Bojan, precipitado en unas ocasiones y superado por la ansiedad en otras, ni Adrián pese a su acierto ante Croacia.

Mata ejerció de capitán de principio a fin, cohesionando al equipo en el ataque y la defensa, aun con el infortunio de errar un puñado de remates claros. Jeffren cerró la goleada y Milla sintió que había completado un trabajo impecable, a expensas de culminarlo en el Europeo de junio de 2011 en Dinamarca, con tiempo por delante para pulir impurezas. Su equipo es también muy sólido en la defensa. De Gea controló el juego aéreo, Domínguez ayudó a cerrar desde la izquierda y la pareja de centrales, San José y Víctor Ruiz, resultó compacta. El central del Athletic marcó en Burgos y asustó ayer al portero croata en el tanto de Domínguez. En el lateral derecho, Azpilicueta, sin la alegría de la ida, tapó su banda como debía. Los jóvenes españoles también quieren ser un referente.