El Valencia vence a los elementos
Tras la expulsión de Navarro, el equipo de Emery resiste a un Hércules sin puntería
Mathieu tambaleante, a punto de desplomarse de puro cansancio, fue la imagen de los últimos minutos de un Valencia agonizante que venció en Alicante a los elementos. A un árbitro muy casero, a un calor sofocante y a un rival que desaprovechó su superioridad en la segunda parte, la que jugó con uno más por la expulsión de David Navarro. En ese periodo, el Hércules exploró la vía de los extremos, con Drenthe y Kiko Femenía, según mandan los cánones, pero sin el premio del remate, lastrado por la falta de finura de Trezeguet. Al conjunto de Esteban Vigo también le faltó un mediocentro con criterio en el reparto del juego. Le pesa la ausencia de Farinós. Al Valencia le bastó un ratito espléndido como media punta de Mata, bien acompañado por Joaquín y Pablo, apuntalados ambos por Topal en el dique defensivo y el segurísimo César en la portería.
Hércules 1 - Valencia 2
Hércules: Calatayud; Cortés, Abraham Paz, Pamarot, Peña, Fritzler (Kiko, m.46), Abel Aguilar, Tiago Gomes (Tote, m.63), Valdez (Portillo, m.66), Drenthe y Trezeguet.
Valencia: César; Miguel, David Navarro, Maduro, Mathieu, Topal, Tino Costa (Fernandes, m.72), Joaquín, Mata (Dealbert, m.53), Pablo Hernández y Soldado (Domínguez, m.60).
Goles: 0-1, m.2: Mata. 0-2, m.22: Pablo Hernández. 1-2, m.42: Trezeguet, de penalti.
Árbitro: Ramírez Domínguez (Colegio andaluz). Amonestó a Peña y Drenthe, por el Hércules, y a Mathieu, Joaquín, Miguel y Tino Costa, por el Valencia. Expulsó por doble amonestación (m.41 y 48) al valencianista David Navarro.
Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada de la Liga de Primera División disputado en el estadio Rico Pérez de Alicante ante unos 24.000 espectadores.
La bronca de Tino Costa a Mathieu al filo del descanso evidenciaba dos realidades. La primera es que el mediocentro argentino, en su segundo partido de titular, ya se ha puesto los galones otorgados por un despliegue generoso y una participación indiscutible; y la segunda es que, entre Mathieu y Pablo, la banda izquierda valencianista era la única vía que había encontrado el Hércules para profundizar. Esa y la colaboración de un árbitro asistente, que vio un penalti en un rebote de un centro de Trezeguet en las manos de David Navarro.
El tanto de Trezeguet encendió un partido muy plácido hasta esos momentos para el Valencia, hegemónico a partir de la inteligencia de Mata para actuar entre líneas. Esa es su nueva función desde que se marchó Silva al Manchester City. En dos minutos, Mata le dio un pase en profundidad a Soldado cuyo disparo frustró la pierna de Calatayud; y, a continuación, empalmó con la derecha un centro a pie cambiado desde la izquierda de Pablo. Casi el pleno.
El conjunto de Emery se sintió tan cómodo que se dosificó. Y pensó que le bastaría con guardar la posición y lanzar algún contragolpe. El del segundo gol fue perfecto. La pureza tanto en la conducción como en los pases de Joaquín, Soldado y Mata hasta que el balón se depositó en los pies de Pablo. Lo colocó en la escuadra más alejada de Calatayud.
El Hércules, encantado con el ambiente de Primera, no desfalleció sino que siguió insistiendo sobre todo por su lado derecho, a través de Thiago y del lateral Cortés, al tiempo que Esteban Vigo mandaba calentar a Kiko Femenía. El joven canterano entró tras la reanudación puesto que a Esteban le sobraba uno de los tres mediocentros: Fritzler. Y sí, hizo añicos a Mathieu.
En una jugada dividida en el centro del campo, David Navarro y Abel Aguilar se atizaron en los tobillos. La falta era recíproca, pero el árbitro castigó a Navarro con la segunda amarilla y la consiguiente expulsión. La solución de Emery fue sustituir a Mata para que Dealbert ocupara el puesto dejado por Navarro. El Hércules abrió brechas por las bandas.
La entrada de Chori pareció darle bríos al Valencia, impulsado por la maestría en el quiebro de Joaquín y Pablo. El Hércules necesitaba algo más en su ataque y Esteban optó por el ídolo local Tote. La última bala era Portillo. Cuando el Valencia empezó a desfallecer físicamente, el Hércules halló las puertas completamente abiertas por las orillas. Pero resistió César y a Trezeguet le faltó finura en el remate.
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