San Juan se exhibe, Castro se despide
La trainera gupizcoana presenta su candidatura a La Concha tras arrasar a todos sus rivales
La jornada clasificatoria de la Bandera de la Concha midió, como acostumbra, dos cosas: la capacidad de asombro y la de sorpresa. Mide por igual la autoestima como la depresión. Suele ser así porque no caben todas (siete plazas para 24 aspirantes es un porcentaje exigente) y porque el mar suele dictar su sentencia en base a sus ocurrencias. La autoestima se disparó en la trainera de San Juan que no solo ganó la clasificatoria sino que infligió un correctivo moral importante al resto de aspirantes: 16 segundos a Orio y, sobre todo, 22 a las favoritas Urdaibai y Kaiku, parece demasiada distancia en tripulaciones que se antojaban apañadas en potencial teórico. En ese sentido, San Juan ganó la primera de tres batallas, aunque La Concha tiene tantos escenarios, balizas y situaciones posibles que las previsiones tienen mucho de coyunturales y poco de definitivas. En cualquier caso, empezar ganando es la mejor receta posible en cualquier contienda deportiva para acceder a la bandera confeccionada por Itziar Alduntzin con 7,5 metros de tela y 10.500 metros de hilo.
Hasta ahí llegó el examen de autoestima. San Juan, rebosante, Orio, complaciente como segunda clasificada, Urdaibai y Kaiku (tercera y cuarta, respectivamente), interrogantes tras un ejercicio no tan afectado por la posición en la tabla como por la diferencia respecto a San Juan. Entre ellas está la ganadora de la Bandera de la Concha, que disputará su primera jornada el próximo domingo y la culminara el 12 de setiembre en la segunda jornada.
La bandera de la autoestima se la llevó San Juan, inquietando a sus rivales y enseñando la proa aunque fuera en un entrenamiento con público para los grandes del remo. La cuchara de madera le correspondió a Castro, reciente ganador de su bandera en la Liga ACT y que ayer sucumbió en una Concha de mar picada, quedándose muy lejos de los puestos que aspiraban a la séptima plaza. La Marinera firmó 20.24.50, por detrás de Pedreña y de San Pedro, que se quedaron a las puertas del cielo. Ambas eran las outsiders, las encargadas de amargar la vida a los jerarcas, una condición que a priori correspondía a Castro en alguna medida y que a la hora de la verdad se hundió entre el suave oleaje de La Concha. Prácticamente un minuto le metió San Juan a Castro en la regata de clasificación. Ciertamente, San Juan voló, pero en cierto modo Castro se encasquilló de una forma inesperada.
Se esperaba una sorpresa y le tocó a Castro ser el invitado despedido. Las ausencias de Pedreña o San Pedro entraban dentro de lo posible, y se cumplieron. Lo de Castro fue una de esas jugarretas que La Concha tiene a bien cobrar a los despistados.
Entre medio quedaron los más agradecidos, Hondarribia Astillero y Pedreña, que figuraban en la lista de candidatos pero con las papeletas humedecidas y un tanto temblorosas. Tranquila estaba la Donostiarra, con la plaza asegurada por el reglamento sin necesidad de competir. Una anécdota.
La jornada dejó algunas certezas y algunas dudas. San Juan, una recién ascendida de la Liga, ha puesto el turbo; Orio mantiene la velocidad de crucero y Kaiku y Urdaibai, asoman dudas pero siguen siendo aspirantes cualificadas para el triunfo final. Quizás lo dictamine el estado de la mar, quizás los patrones y su habilidad para cazar olas como surferos de trainera, quizás las balizas y las corrientes (un recurso socorrido). La historia aún no ha comenzado, pero el prólogo de La Concha 2010 lo ha firmado San Juan con letra y músicas reconocibles.
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