Silencio, juega el Barça
Messi corona con tres goles la actuación de los azulgrana, campeones de la Supercopa
Acabada la cháchara y puesta la pelota en juego, no queda más remedio que volver a mirar al Camp Nou, el reino de Leo Messi, y vibrar con el fútbol prodigioso del Barcelona, de nuevo campeón de la Supercopa. Nada es virtual en el equipo de Guardiola. Los jugadores tienen tan memorizados sus automatismos y se conocen tanto que se han puesto en forma en solo una semana. A la que los titulares se han calzado las botas se ha acabado el ruido y los álbumes de cromos. Silencio, juega el Barça.
Quien quiera fichar por un equipo tan preciso tendrá que ser muy bueno. No caben futbolistas de segunda mano ni, de momento, fueras de serie como Ibrahimovic, por más sospechas que despierten las conferencias de prensa de Guardiola. Juega el Barça de memoria desde hace ya mucho tiempo. Así que a los rivales más les vale espabilar si quieren destronarle en vez de opinar sobre sus posibilidades y poca profundidad de banquillo.
BARCELONA 4 - SEVILLA 0
Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Abidal, Maxwell; Xavi, Busquets, Keita, Messi, Bojan (Iniesta, min.57) y Pedro (Pedro, min.57).
Sevilla: Palop; Dabo, Konko, Escudé, Fernando Navarro; Alfaro (Perotti, min.62), Zokora, Romaric (Cigarini, min.62), Capel (Luis Fabiano, min.62); Navas y Negredo.
Goles: 1-0, min.14: Konko (pp). 2-0, min.24: Messi. 3-0, min.44: Messi. 4-0, min.90: Messi.
Árbitro: Fernando Teixeira, del comité cántabro. Mostró cartulina amarilla a Romaric (min.34), Piqué (min.79) y Cigarini (min.89)
67.414 aficionados en el Camp Nou.
A falta de respuestas elocuentes sobre la plantilla, y especialmente sobre la situación de futbolistas como Ibrahimovic, no hay otra salida que recurrir a las alineaciones para interpretar a Guardiola. Ayer, día en el que el equipo necesitaba al menos dos goles para levantar la Supercopa, no jugó de salida el sueco ni tampoco Villa, dos arietes antagónicos, discutido el uno y aclamado el otro, los dos muy bien relacionados con la portería contraria. El entrenador se la jugó con Messi de falso delantero centro mientras Bojan y Pedro ocupaban los extremos. La temporada empezaba en el Camp Nou con el Sevilla de la misma manera que había acabado la pasada con el Valladolid.
El técnico repitió delantera y el central rival, ayer Konko y en mayo Luis Prieto, concedió un gol nada más empezar tras un centro desde la derecha de Pedro. No pasa el tiempo en el estadio y se calcan las jugadas para que los contrarios aplaudan. Al gol del zaguero del Sevilla en su portería siguió poco después una asistencia prodigiosa de Xavi para Messi que el argentino remató a la red de Palop. El pase del volante fue tan preciso y vertical como el regate con la cadera del delantero ante el guardameta. Así ha ganado mil y un partidos el Barcelona, con el toque de Xavi y el desmarque, la recepción, el engaño y el tiro de Messi, una combinación tan conocida como celebrada en el Barça.
No había pasado ni media hora de la vuelta y el Barcelona ya había remontado el resultado de la ida con un juego tan armónico como ambicioso alrededor de Messi, que se adornó con un segundo tanto precioso. Alves tomó el cuero, el argentino tiró la diagonal para recibir con ventaja y cuadró la jugada con un tiro con la derecha al ángulo izquierdo de Palop. Dos remates de primera, uno con cada pierna, el primero junto a un poste y el segundo en el contrario, y Messi ya contaba dos goles geniales.
La sensación es que el entrenador monta el equipo en función de las conveniencias de La Pulga. Y, de momento, Bojan ha completado la pretemporada, a diferencia de Villa, que se supone tiene el puesto ganado para más adelante, una mala noticia para Ibrahimovic. El sueco empeoró al final de la pasada temporada a cambio de mejorar las prestaciones del argentino. Ibrahimovic ha amenizado el verano hasta que Messi se ha puesto en forma, de manera que el futuro del gigante sueco depende de que se someta a la dictadura del pequeño argentino, triple goleador, estrella de la noche.
Hay pocos jugadores que entiendan mejor el juego de Messi que Xavi y Pedro. El interior reapareció con autoridad en la medular y el extremo abrió el campo, puso buenos centros después de quebrar al lateral y apuntó a la portería con convicción. Recuperada la columna vertebral del equipo, Valdés-Piqué-Busquets-Xavi-Pedro-Messi, el Barça se reencontró con su mejor versión y completó un partido excepcional en agosto. Incluso Abidal pudo ejercer de central sin que pasara nada. Los azulgrana fueron a por el partido y por el trofeo desde la alineación ante la desidia de un desbordado y confundido Sevilla.
Los andaluces tienen la cabeza puesta en la Champions y cuando quisieron reparar en la Supercopa el trofeo ya no tenía remedio. Álvarez se quedó a mitad de camino en la mayoría de sus decisiones por más que cambiara a tres futbolistas de golpe a la hora de partido. No tuvo respuesta ante la determinación con la que se emplearon los azulgrana. El partido le salió tan redondo al Barcelona que Guardiola pudo dar salida a Iniesta y Villa para aumentar las revoluciones y mantener la atención de la hinchada, feliz con su equipo, por reencontrarse con un nuevo trofeo, la Supercopa.
Al Barça le ilusiona volver a contar copas después de que la temporada precedente se le descontaran dos cuando acabó el año pasado con un pleno de seis. No ha perdido voracidad. Ni el equipo ni mucho menos Messi. La Pulga cerró el partido con un tercer gol exacto tras una jugada matemática del reaparecido Iniesta. El marcador señalaba de nuevo un 4-0, igual que en el último partido contra el Valladolid, cuando ganó la Liga, el mejor acto de afirmación posible después de unos días de dudas y trifulcas mediáticas.
Al Barcelona se le pueden discutir cosas y es hasta posible que se cruce con algún rival mejor durante la temporada. Mientras, sin embargo, su plan de juego continúa mereciendo la máxima confianza. Ayer jugó con una autoridad y superioridad desacostumbrada si se tiene en cuenta que todavía no ha arrancado la Liga.
A Guardiola y Messi les ha bastado con un partido para reivindicar su jerarquía en el banquillo y en la cancha. Messi tiene poco decir en la sala de prensa, pero en el campo se expresa como el mejor del mundo. Al parecer, después de tan prometedora jornada, Cesc hasta puede esperar.
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