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Mireia pierde pie

La nadadora catalana, que fracasó en los Juegos y en los Mundiales de Roma, tampoco supera la primera prueba en los Europeos

A Mireia Belmonte (Badalona, 1990) no le gusta entrenar sola. No hay competición. Acostumbrada al reto desde que a los cuatro años sus padres le apuntaron a natación para corregir una escoliosis, a lo de repetir monótonamente 50 metros no acaba de verle la gracia. "Prefiero cuando me entreno con más gente y así puedes picarte con el de la calle de al lado", dice al teléfono desde Palma de Mallorca. Allí ha estado concentrada desde el día 28 de julio con el resto del equipo de natación que compite en el Europeo de Budapest. Hoy, Mireia perdió la primera gran opción de medalla en natación para España, los 400 estilos al hacer el décimo mejor tiempo de las series (4m 45,98s) y quedarse fuera de la final, disciplina en la que tiene la tercera mejor marca de Europa este año.

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La prueba reina de la natación es una de las más competidas y tácticas del torneo y el estreno exige estar al máximo. "Me noto mucho mejor ahora que hace tres semanas en el campeonato de España, a donde llegué muy cansada". En Barcelona logró la plusmarca de los campeonatos en la prueba de 400 estilos, pero el ritmo de entrenamiento todavía era muy alto y no rindió al nivel que le ha permitido conseguir este año la tercera marca continental en 200m y 400m estilos y la segunda en 200m mariposa.

Así estaba previsto, ya que la planificación de cada año gira en torno a la competición internacional de turno. No hay distinciones, todas son igual de importantes sobre el papel. "Cada temporada se prepara igual, no importa que sea año de Mundial, de Juegos o de Europeo. Se pretende llegar al máximo a las competiciones internacionales", asegura.

Pero aunque esa sea la intención, lo cierto es que la natación española parece sentirse más cómoda en la familiaridad de los Europeos (en el último, España se llevó 12 medallas; 8 en natación y 4 oros en sincronizada), mientras que en los Mundiales (tres bronces en Roma 2009, aparte del oro y las seis platas de la sincronizada) y en los Juegos siempre se queda un paso atrás.

Algo parecido le ha pasado a la propia Mireia, que tras una gran actuación en el Europeo de Eindhoven en 2008 (fue campeona de Europa en 200m estilos, bronce en 200m mariposa, además de récord de España en ambas disciplinas y 400m estilos y mínima olímpica) se vino de los Juegos y del Mundial de Roma con las manos vacías, tras sendas actuaciones por debajo de las que eran, a priori, sus posibilidades. "No creo que sea cierto que los nadadores españoles tengamos miedo escénico porque para nosotros todas las competiciones internacionales son igual de importantes", dice con voz firme.

Aunque reconoce que los Juegos Olímpicos de Pekín, a donde acudió con 17 años, la desbordaron. "Es cierto que a nivel de competición se me hicieron un poco grandes porque, aunque ya había estado en Mundiales, los Juegos no tienen ni punto de comparación". Ahora dice haber adquirido ya la experiencia y su meta sigue siendo la misma: "Mi objetivo, mi sueño desde pequeña es ganar una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos. Por mi edad, creo que será más fácil en Londres pero, si no, está también Río".

Quien fuera campeona del Mundo júnior en 400m estilos y gran promesa de la natación durante años afirma que la atención que le prestan los medios y los aficionados no la atenaza. "La presión soy yo quien se la pone, todo lo demás sirve para motivarme todavía más para superarme". En su lucha por mejorar, por arañarle segundos al crono, este año ha cambiado de entrenador y de lugar de preparación. Después de casi ocho años en el CAR de Sant Cugat y de dos a las órdenes de Carlos Subirana, Belmonte se ha independizado.

Ahora entrena con el australiano Michael Piper, antiguo preparador del equipo aussie, en el club de Sabadell. "Cuando la Federación prescindió de Subirana surgió la oportunidad de entrenar en Sabadell y a mí me apetecía probar con un técnico de fuera para ver cómo era su método de trabajo". Para empezar, la hora de inicio de los entrenamientos se ha adelantado a las 6 de la mañana. Entonces comienza una jornada que incluye cuatro horas diarias de entrenamiento en el agua y una en el gimnasio. El resto se reparte entre el descanso y los estudios. "El año que viene empezaré Administración y Dirección de Empresas porque este deporte no te da para vivir a largo plazo y tienes que trabajar aparte por tu futuro". De momento, le esperan las aguas de Budapest; un lugar ideal para decirle al mundo que ya se ha hecho mayor.

Mireia Belmonte, en una imagen de archivo.
Mireia Belmonte, en una imagen de archivo.REUTERS

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