El dominio insufrible de Márquez

Parpadear con Marc Márquez y Pol Espargaró en pista es perderse un adelantamiento de aupa. La carrera deparaba todo el espectáculo imaginado y por imaginar a cargo de dos pilotos excepcionales. Rápidos, avispados, agresivos. De los que cometen pocos errores. Sólo así llega uno a ser campeón del mundo. Espargaró cometió uno. Un pequeñísimo detalle. Una trazada ligeramente más abierta de lo que hubiera sido una trazada perfecta. Algo que no hubiera tenido unas consecuencias tan graves en una situación diferente.

Pero había llovido, y mucho, durante la noche anterior y la mañana de hoy en Sachsenring. Y Espargaró tuvo la mala suerte de tocar con su rueda trasera un pedacito de hierba, empapada, que le hizo deslizar bruscamente y se le llevó por los suelos. Faltaban solo tres vueltas para el final. Y él lideraba la carrera. A un suspiro: Marc Márquez, tras un sinfín de adelantamientos. A más de 21 segundos, el resto del mundo. La pareja de pilotos catalanes empezó a abrir brecha a las seis vueltas de carrera. Tras un inicio algo irregular en que tuvieron que remontar algunas posiciones. La batalla fue bellísima.

El de Granollers, a trompicones y lastimado por los golpes, se marchó corriendo a por su moto, que ya se llevaban los asistentes de pista. La pilló del colín y la devolvió a la pista, para sorpresa de los presentes. Pero aquello no andaba bien. La Derbi llevaba un montón de hierba enganchada a la rueda y por dentro del carenado. Tuvo que desistir. Se lamentó. Y mucho. No era para menos. El castigo fue demasiado severo para Espargaró. Como en el anterior gran premio, el de Cataluña, lo fue para Nico Terol, que también cayó en su pelea contra la perfección de un Márquez que ya suma su quinta victoria consecutiva. Es el primer piloto en lograrlo desde que Valentino Rossi lo hiciera en 1997. Es el líder del mundial tras una remontada increíble y ya lleva 26 puntos de ventaja sobre Polyccio, desquiciado ayer. No se lo podía creer.