Chile celebra la clasificación con alegría pero sin euforia
Pese a perder ante España, la selección chilena jugará los octavos frente a Brasil
Decenas de miles de personas celebraron con alegría, pero sin euforia y con un sabor algo amargo, la clasificación de Chile a la segunda fase del Mundial de Fútbol en el segundo lugar del grupo H, después de caer por dos goles a uno frente a España, y que le significará enfrentar el lunes próximo a Brasil, tal como le ocurrió en los octavos de final del Mundial de Francia en 1998.
Hambrientos de triunfos deportivos, en un país que no obstante su pequeño tamaño y una población de sólo 17 millones de habitantes, en su historia tiene logros políticos, económicos y culturales de categoría mundial, pero que para contar sus éxitos en el fútbol a nivel internacional sobran dedos de una mano, los chilenos no dejaron que la derrota ante España les arrebatara el ánimo de celebración.
El ruido de las vuvuzelas era ensordecedor en el epicentro de las celebraciones en Santiago, Plaza Italia, hacia donde convergieron unas 50 mil personas, desde todos los barrios, inmediatamente después de terminado el partido. Un grupo gritaba "el que no salta es español" y muchos acudieron banderas, vestidos con camisetas rojas y sus rostros pintados de rojo, blanco y azul. Decenas de caravanas de vehículos, con los conductores tocando las bocinas y sus acompañantes ondeando banderas, recorrían las calles de la ciudad.
Con el tránsito de vehículos interrumpido en la principal avenida de la capital, la Alameda, la policía militarizada de Carabineros formó un cerco alrededor de Plaza Italia, registrando bolsos y mochilas y evitando el ingreso de personas con alcohol, para evitar incidentes como los que hubo en el partido ante Suiza, con 170 detenidos.
La celebración se extendió en todo Chile. En Valparaíso, una multitud logró desinflar una pelota de tres metros de altura tras perseguirla y patearla durante unos minutos.
En muchas empresas, los trabajadores recibieron permiso para retirarse temprano, en vísperas de un fin de semana largo, porque este lunes será feriado. En las escuelas y universidades se suspendieron las clases y en los ministerios y oficinas del estado en la práctica no se trabajó en la tarde.
Acompañado por su esposa y junto a damnificados por el terremoto, el presidente Sebastián Piñera vio el partido en Duao, una caleta pesquera y turística que sufrió el embate del maremoto del 27 de febrero pasado.
Al terminar el partido Piñera afirmó estar muy orgulloso del "temple, coraje y garra" de la selección, que jugó "con la roja pegada a la piel, en un país que ha sufrido tanto". Sostuvo que en el segundo tiempo Chile mostró que también sabe jugar con la cabeza.
Piñera pronosticó que en este mundial la selección "va a tocar las estrellas", mostrándose confiado de que se cambiará la historia ante Brasil este lunes, "porque los chilenos se lo merecen".
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