¿No pueden regar el campo?

Llegó la selección española a Potchefstroom temerosa de los campos que se iba a encontrar porque la experiencia en la Copa Confederaciones no fue del todo buena. No fue el único equipo que abandonó Sudáfrica el año pasado recordándole a la FIFA que con el estado del césped tenían un problema. Pensando en el Mundial, el comité organizador tiró por la tangente: levantó el de todos los campos, mejoró el drenaje y procedió a resembrarlos.

"El césped está bien si se riega", reconoció ayer Vicente del Bosque. Y eso es, justo, lo que le pidieron ayer los jugadores a Horacio Elizondo, el árbitro que la FIFA envió a Potchefstroom para dar la charla a los jugadores y explicarles los aspectos del reglamento que los árbitros del Mundial van a tener más en cuenta.

Durante la reunión, a la que solo asistieron el cuerpo técnico, los jugadores y el colegiado -el mismo que pitó la final de Berlín en 2006-, uno de los veteranos del equipo pidió la palabra para recordarle la opinión de la plantilla. "Me parece muy bien que nos saquen tarjeta si nos quitamos la camiseta, pero ¿les importaría mucho regar el campo?", le suplicó uno de los internacionales amparándose en la idea de fomentar el espectáculo.

Según Phillip Tromp, encargado del cuidado del terreno de juego en el que trabaja a diario España, el césped con el que se encontrará La Roja en Durban es idéntico al de la Universidad de Potchefstroom. "Hemos seguido las mismas directrices, dictadas por el Instituto de la Hierba de Irlanda". Según añadió, se trata de "una mezcla de hierba africana y siete semillas europeas".

Mientras tanto, el balón de Adidas sigue dando que hablar. "No hablaré del falló de Green, es algo que no le deseo a nadie", avisó Cesc. "Te deja en ridículo. Ves venir el balón y cuando vas a rematar de cabeza, ha desaparecido. Hace cosas extrañísimas", dijo Llorente.