Fiesta de despedida en San Mamés

514 partidos después, Joseba Etxeberria dijo adiós . En el podio del Athletic, tras Iribar y Rojo a los que no pudo alcanzar, porque era tremendamente difícil. Pero no se fue solo. Se iba Armando, un portero que llegó del Cádiz para calentar banquillo, pero que jugó más de lo que creía. Y se fue Mejuto González, un árbitro internacional al que le dieron un partido tranquilo en un escenario encomiable. Es curioso, pero la única vez que abrazan a los árbitros es cuando se van.

Se iba mucha gente en una especie de despedida de soltero con el fútbol. Y Etxeberria se fue llorando como un niño, es decir como lloran los hombres, sin haber marcado un gol que ni siquiera buscó, siempre más pendiente de dárselo al compañero en un par de pases en los que podía haber abusado de egoísmo. Antes había marcado Muniain, un golazo, quizás su sucesor, y un poco después Javi Martínez. El Depor, pasaba por allí.

Las lágrimas de Etxeberria