"¡Sí, querido! ¿Quién necesita controles de altura ahora?"
Vettel se resarce de las críticas al supuesto sistema ilegal de suspensiones de Red Bull logrando una 'pole' incontestable incluso para Ferrari
Las preguntas que resuenan en la radio de Red Bull cuando concluyen las pruebas de clasificación están cargadas de veneno e ironía. El pasado mes de marzo, mientras celebraba su segunda pole de la temporada en el gran premio de Australia, Vettel lanzó un dardo al aire, pero el objetivo estaba definido: Ferrari. "Ahora vamos a enseñarles cómo se hacen las cosas", gritaba eufórico el alemán. Era un mensaje de rabia, de coraje de ganador, por haber cedido en Bahrein la victoria a la Scuderia en el último momento. La historia volvió a repetirse hoy en Shanghai , aunque con distinto destinatario. "Yes, baby!" ("¡Sí, querido!"), repetía Vettel a Christian Horner, su ingeniero, que contestaba: "Who needs height controls now?" ("¿Quién necesita controles de altura ahora?"). Por alusiones, en el box de McLaren y en algunos despachos de la FIA han tenido que pitar algunos oídos.
El equipo británico acusó a Red Bull de usar un sistema ilegal de suspensiones activas para reducir o aumentar la altura de los amortiguadores (lo cual proporcionaría una mejor aerodinámica de flujos en los bajos del coche y una menor resistencia al aire para ganar velocidad), alegando que la altura del monoplaza era idéntica independientemente de la carga de combustible que llevara. Para acelerar la respuesta de la Federación, McLaren amenazó con utilizar el mismo sistema, a lo que la FIA se negó, anunciando que cualquier modificación en el sistema de suspensiones acarrearía sanción por infringir el artículo 34.5 del código deportivo. Red Bull negó cualquier maniobra ilegal, pero el revuelo ya estaba creado.
Red Bull no omite las críticas. Las asume, y responde donde mejor se maneja: en la pista. Sebastian Vettel consiguió hoy su tercera pole de la temporada, la novena de su carrera deportiva, en las mismas condiciones que el resto de sus rivales. Ni Ferrari, ni mucho menos McLaren o Mercedes GP pudieron hacer sombra al ritmo de los dos bólidos diseñados por Adrian Newey, empeñados en romper a base de resultados cualquier barrera que se interponga en su camino al título mundial. Eso, si la suerte no lo impide: con todo afinado y las críticas lanzadas, el Red Bull falló en Melbourne y Vettel tuvo que agachar la cabeza ante la victoria de Button.
Superados en apariencia los problemas de fiabilidad mecánica que impidieron la victoria en Sakhir y obligaron a abandonar en Australia, Red Bull ya puede presumir de haber copado lo más alto del podio. El objetivo del equipo ahora es romper la igualdad de la clasificación. El camino, por ahora, lo tienen libre. Incluso Fernando Alonso ha reconocido que están un paso por delante de todos, incluido Ferrari. Newey sigue haciendo magia en la sombra. El Red Bull es el mejor coche de la parrilla, pero la chistera parece no tener fin.
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