La hazaña que no pudo ser
El Caja Laboral cae ante el CSKA en un partido intenso y muy igualado
Malas decisiones e indecisión a última hora echaron a perder en el último suspiro el sueño vitoriano de conseguir un billete a la Final Four de París. El Caja Laboral afrontaba el reto de igualar una serie tras encajar un 2-0 y a punto estuvo de conseguirlo, pero su tesón y entrega no fueron suficientes para forzar un quinto partido en un encuentro extraño que se ponía de uno u otro lado sin motivo aparente. El partido fue una guerra que ganaron los rusos, cuyo futuro pasa ahora por el Barcelona, pese a la sólida actuación vitoriana.
Al Caja Laboral le costó todo el primer cuarto darse cuenta de que debía endurecer su defensa y dejar de tomar decisiones individuales. Los ataques largos y un juego cercano a la canasta provocó un aplastante dominio ruso. Salvo un honroso triple de English y la acertada actuación de Splitter, el CSKA iba acumulando puntos ante la impotencia de los vitorianos, que llegaron a contemplar cómo Kriapa, que desbordaba adrenalina, y Landon encajaban tiros seguidos desde la línea de 6,25. El primer cuarto se endurecía por momentos y la estrategia medida y reposada de los rusos, que obligaban al Caja Laboral a defender sin descanso, desembocó en un 11-22.
CAJA LABORAL, 70; CSKA MOSCÚ 74
Caja Laboral: Ribas (2), English (3), San Emeterio (23), Teletovic (6), Splitter (10) —cinco inicial—, Barac (4), Huertas (2), Herrmann (4), Oleson (14), Singletary (2).
CSKA Moscú: Holden (19), Langdon (16), Siskauskas (10), Kaun(18), Khryapa (7)- —cinco inicial—, Planinic, Vorontsevich, Mensah-Bonsu (2), Ponkrashov (2), Sokolov, Kurbanov.
Árbitros: Bachar (ISR), Drabikovskyi (UKR), Chiari (ITA). Sin eliminados
Unos 9.300 espectadores en Buesa Arena .
Pero ese panorama cambió pronto. El segundo cuarto hizo resucitar el sueño vitoriano de alcanzar el billete a París. Tres triples consecutivos de Olesson dieron casi la vuelta al marcador. Esa 'chispa' lo cambió todo y los de Ivanovic volvieron al partido por la puerta grande. El mérito estuvo en saber desestabilizar la tranquilidad y las jugadas estratégicas que había exhibido el CSKA hasta ese momento.
Un triple de San Emeterio y una canasta de Herrman lograron poner por delante al Caja Laboral por primera vez (29-28). Subido ya con aplomo en la cresta de la ola, los vitorianos comprendieron que los rusos no sabían moverse cuando el rival desplega una defensa de contacto. Endurecido ese flanco, los minutos anteriores al descanso mostraron a un CSKA sobrepasado sin acierto en el tiro. Así las cosas, los de Ivanovic se fueron al vestuario con un esperanzador 38-30.
Un nuevo cambio de ritmo presidió el tercer cuarto. Ambos equipos echaron el freno. Unos para replantearse su juego y otros para no perder la cabeza. Más confiados, los vitorianos no se dejaron doblegar por los de Pashutin, que empezaban a hallar el camino para hacer daño al Caja Laboral. Así las cosas, el intercambio de canastas que derivó en un partido incómodo para ambos equipos, que no sabían cómo salir de la espiral para despegarse del rival. Poco a poco, más a base de tiros libres que de buenas canastas, los vitorianos regresaron a los ocho puntos de ventaja de antes del descanso (53-45). Buena parte del mérito fue de un San Emeterio inspiradísimo y eficaz que convertía en oro todo lo que tocaba.
El último cuarto fue de J. R. Holden. Tres triples y el gran acompañamiento de sus compañeros demostraron que el CSKA no se había ido del partido. Los vitorianos también enseñaron los dientes de la mano de Olesson y San Emeterio, consolidado ya como figura indiscutible del partido. De lado ruso, Holden hizo alcanzar a un empate a su equipo (64-64) que rompió Sigletary hasta que Langdon volvió a escena. Un nuevo empate (66-66) enmarcado en un encuentro a esas alturas frenético y emocionante, se desvaneció, no sin esfuerzo, de la mano de San Emeterio. Con el público al borde de un ataque por lo ajustado y tenso del final del choque, el Caja Laboral logró ponerse tres puntos por delante. Sin embargo, Holden supo aprovechar sus oportunidades y la falta de decisión de los de Ivanovic dieron al traste con toda esperanza de alcanzar la Final Four. Eso sí, la entrega y el espíritu luchador no desaparecieron en ningún momento del lado vitoriano.
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