Sólo Callejón se rebela en un insípido duelo
Sporting y Espanyol empatan a cero
No existieron jugadas trenzadas, regates luminosos o carreras verticales, por lo que extrañó que se conectara un puñado de remates. Enarbolaron la bandera blanca tanto el Espanyol como el Sporting . A la pasividad se resistió Callejón, demasiado solo e incomprendido, desdibujado por el ejercicio defensivo del adversario.
Ante la poca creatividad oponente, el Espanyol aceptó con agrado el balón. Pero no son pocas las veces que el equipo se aturulla con la pelota controlada, sin el pie suficiente para descuartizar el armazón defensivo rival. Tira, sin embargo y con pasmosa reiteración, de una movilidad deliciosa con los medios, que se alternan e intercambian las posiciones. Luis García, Marqués y Callejón juegan por delante de la medular y por detrás del ariete, pero las demarcaciones son al libre albedrío, siempre y cuando no sobrecarguen una parcela.La artimaña se completó con el movimiento táctico de Verdú, que desatendió su retaguardia cuando el balón corría entre las botas de sus compañeros y que pisó área con asiduidad.Provocó muchos dos contra uno y alguna que otra opción de enfocar el marco de Juan Pablo.
ESPANYOL 0 - SPORTING 0
Espanyol: Kameni; Chica, Forlín, Pareja, Didac; Moisés Hurtado, Verdú; Marqués, Luis García (Iván Alonso, m. 58), Callejón (Corominas, m. 88); y Osvaldo (Ben Sahar, m. 58). No utilizados: Cristian Álvarez; Pillud, Roncaglia y Baena.
Sporting: Juan Pablo; Sastre, Botía, Gregory, Canella; Rivera, Camacho; Morán (Lora, m. 65), De las Cuevas (Kike Mateo, m. 38), Castro; y Bilic (Barral, m. 82). No utilizados: Raúl; Carmelo, Iván Hernández y Matabuena.
>Árbitro:Iturralde González. Amonestó a Pareja.
26.724 espectadores en el estadio de Cornellà-El Prat.
A todo ello le sacó provecho Callejón, que se exprime en cada duelo pero que desde los burladeros ya se le tilda de gafe, incapaz de aprovechar las ocasiones que él mismo se procura en cada partido. Callejón es generoso en el repliegue, incisivo en el regate y fulminante en los desmarques. Pero carece del remate oportuno, del gol. Una lacra que condiciona al Espanyol sobremanera. Falló un disparo con la zurda cuando el portero parecía vencido y no giró lo suficiente el cuello en un saque de esquina ensayado, ya delante del portero.
Sin ataque por un costado y sin puntería en el otro, el duelo se debía definir en un fallo o en una pillería. Erró Forlín, que trató de despejar el cuero con el tacón y se dio de bruces con el suelo. Pero Bilic fracasó en la carrera. Y la jugada pícara fue del omnipresente Callejón, que entendió los estruendosos silbidos al árbitro -Iturralde señaló el penalti que decidió el derby pasado ante el Barça- como una medida de presión y se lanzó en el área en busca de un penalti que ni fue ni llegó. Nada de nada. Pinceladas del delantero Osvaldo, con la mirilla atrofiada, y de Gregory y Botía, dos centrales tan compenetrados como sólidos, eficaces en el corte y justos en la construcción. Pero poco importó que no se dieran pases, que Bilic jugara con el césped y no con sus compañeros. Tampoco se las ingenió el Espanyol para descomponer al rival -con Callejón desgastado-, más allá de los ataques cortos y pases largos: la tuvo Iván Alonso, que remató un centro lejano de Chica pero el balón saludó al poste por fuera; y la pifió Ben Sahar, en un remate acrobático. Nada raro; el Espanyol, el equipo menos goleador de Primera.
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