Suiza golpea primero

El ambiente es frío y la charanga ruidosa. Nicolás Almagro escucha los cuchicheos de José Perlas, su entrenador, que lo mismo le aconseja ante Stanislas Wawrinka, su rival en el primer partido del España-Suiza de la primera ronda de la Copa Davis, que le sube a una báscula y le hace bajar más de cinco kilos desde el curso pasado. El murciano está en la plaza de toros de Logroño con el partido totalmente controlado: 3-6, 3-4 y 15-40, a un punto de sacar para ganar la segunda manga. Algo ruge entonces entre el repiqueteo de los cencerros de los aficionados suizos, las trompetas españolas y el parloteo de la grada. "Allez!", se dice Wawrinka, al borde del precipicio. "Allez!", sigue gritando mientras revés a revés se abre camino para ganar ocho de los nueve siguientes puntos. "Allez!" dice mirando a su banquillo, y el arranque del suizo deja a Almagro ante un escenario impensable: set iguales (6-3, 4-6) y todo por decidirse en el partido. El murciano ha aguantado hasta la quinta manga, donde ha llegado a tener una rotura de ventaja y ha sido visitado por el fisioterapeuta (le dolía el muslo derecho), pero su aventura ha muerto en la orilla: victoria de Wawrinka por 3-6, 6-4, 3-6, 7-5 y 6-3 en 3h58m.

David Ferrer, el número uno español, juega ahora contra Marco Chiudinelli para equilibrar la eliminatoria. Mañana, el encuentro de dobles. España, la campeona vigente, sufre para alcanzar los cuartos de final mientras en Logroño se hace política: "No World Cup, Davis Cup forever (No a la Copa del Mundo: Para siempre Copa Davis", se lee en una bandera colgada en la grada. El modelo de la competición está en cuestión. La afición, sin embargo, no lo discute: está entregada.

Almagro agota a Wawrinka