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Botellazos y empujones en pista corta

La china Wang, primer mujer con seis medallas olímpicas y el estadounidense Ohno llega a la octava

Botellazos contra espionajes durante los entrenamientos; empujones, caídas, y las consiguientes polémicas en las carreras. El patinaje en pista corta, una ruleta de la fortuna con cuchillas sobre hielo, terminó como había empezado. A lo loco y en tres finales. Con el dominio surcoreano, chino y canadiense. El anfitrión ganó dos oros frente a los asiáticos en la despedida. La china Wang Meng se convirtió en la primera mujer que suma seis medallas olímpicas, cuatro de ellas de oro, al ganar los 1.000 metros tras los 500 y los relevos. En Turín 2006 también fue oro en 500, plata en 1.000 y bronce en 1.500, prueba en la que descalificada en Vancouver. El estadounidense Apolo Anton Ohno, también descalificado ayer en los 500, sumó con su bronce en el último relevo, su octava medalla. Bosteza antes de las salidas para relajarse, tomar oxígeno y parecerse, según dice, a un león. Es otro de los grandes fenómenos mediáticos invernales.

El canadiense Charles Hamelin, que minutos después logró su segundo oro con el relevo, cruzó la meta de los 500 en cabeza, pero girándose de espaldas tras ser tocado por el surcoreano Sung Si-Bak, que se caía. Ohno pasó segundo, pero acababa de empujar al otro canadiense, François-Louis Tremblay. Hamelin fue oro, y Sung y Tremblay, tras levantarse, cruzar la meta y esperar que el juez viera por televisión la repetición de la jugada, plata y bronce.

Fue ya raro, pero bastante normal para los casos extraños que ha habido en la no muy larga historia del short-track. El récord lo posee el oro del australiano Steven Bradbury en los 1.000 metros de Salt Lake City 2002. Ya fue increible su entrada en la final, pues nunca estuvo entre los dos primeros que pasaban en las dos series previas. En cuartos, tras ser tercero, descalificaron al canadiense Marc Gagnon. En las semifinales iba quinto, último, pero se cayeron tres de los cuatro rivales que le precedían. Y en la final fue aún más asombroso. También iba quinto y se fueron al suelo todos. Entró mirando atrás el desastre, estupefacto.

Enome rivalidad

Pero lo que ha vuelto a marcar el patinaje en pista corta en Vancouver ha sido la enorme rivalidad entre Corea del Sur y China, especialmente en la parcela femenina, porque en los últimos años las chinas han desplazado a las surcoreanas de los puestos más destacados. Llegaron incluso a la agresión. El segundo día de los Juegos, un chino estaba filmando el entrenamiento de sus contrincantes desde las gradas. El técnico surcoreano, Chou Guang-Bok, que estaba en la pista, sobre el hielo, lo vio y le gritó: "¡Pare eso, no lo haga! Y no tardó ni cinco segundos en lanzarle dos botellas de agua. No acertó en la diana y cayeron en unos asientos vacíos más abajo de donde estaba el cámara.

Li Yan, el entrenador chino, dijo después: "Es un recinto olímpico. Era perfectamente legal. Nosotros filmamos para nuestros análisis técnicos".

La capacidad china de copiar está altamente demostrada, lo mismo que la coreana, pero en esta modalidad los pioneros son los surcoreanos, que en hombres han mantenido su superioridad en Vancouver, pero no en mujeres. Su descalificación en los relevos, justamente porque una de sus patinadoras, Kim Min-Jung golpeó con su patín a la china Sun Linlin cuando faltaban seis vueltas, provocó el miércoles un auténtico terremoto.

Las surcoreanas, que no perdían desde que destronaron a Canadá en Lillehammer 94, cambiaron de celebrar el oro con la bandera a usarla como pañuelo para secar sus lágrimas. Fue en unos segundos, en cuanto los jueces tomaron la decisión. La alegría pasó a ser de China y la indignación de sus enemigos, ya más que rivales. Corea del Sur protestó airadamente y amenazó incluso con una retirada si no se repetía la carrera.

James Hewish, el juez australiano, que también en la misma jornada sancionó al técnico Choi por protestar otra descalificación surcoreana, esta vez de Kim Don-Sung en los 1.500 metros masculinos, estaba ayer en las gradas. Descansando por decisión de la federación internacional, a fin de evitar más tensiones. Aficionados e internautas surcoreanos propusieron hasta boicotear los productos australianos en el país. Los jueces no molestaron ayer a sus patinadores.

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