El 'Pirata' asalta Vancouver
Javier Fernández sube dos puestos en el programa libre y acaba 14º en el patinaje en el que el estadounidense Lysacek destrona al 'zar' Plushenko
Hay futuro. Javier Fernández, primer finalista olímpico español del patinaje artístico, mejoró incluso dos puestos en el último programa libre del artístico masculino para hacer historia con su magnífico 14º puesto entre los más grandes. Con su coreografía bajo la música de Piratas del Caribe, el Jack Sparrow madrileño" firmó una apuesta de nivel para el alicaído deporte invernal español. Es muy significativo, además, que en la primera oportunidad olímpica de los deportes de hielo españoles separados de los de nieve, haya surgido una posible gran estrella. Con 18 años no se puede esperar otra cosa.
Maldito el esquí, sin relevo a los hermanos Fernández Ochoa, salvo una María José Rienda machacada por las lesiones, hasta ha tenido que surgir el nuevo snowboard para dar alegrías, aun dentro del infortunio de ayer de Queralt Castellet. Pero el cuarto puesto inesperado de Jordi Font en el cross de Turín 2006 fue otro soplo de aire fresco entre los mejores, lo que cabe pedir al deporte español en estos tiempos.
Como el "ciclón caribeño" de Fernández en Vancouver, que empezó con un cuádruple Toeloop a lo grande, una de las máximas exigencias actuales, pero que no todos hacen. Siguió con dos triples, un Axel y un Lutz y tras las piruetas y transiciones encadenó otro triple Axel y un Doble Toeloop. Sólo falló al caer en otro triple Flip, lo que le supuso un punto de penalización, pero ejecutó las combinaciones finales de un triple Salchow y dos dobles Toeloop, para terminar con otro triple Toeloop y un doble Axel. La dificultad de la cadena de saltos era evidente y el riesgo le valió la pena.
Adelantó al belga Kevin van der Perren y al italiano Samuel Contesti que le habían superado en el programa corto.
Ajustada victoria
En la cumbre, la lucha aún era de otros. En el patinaje se sube peldaño a peldaño, gran competición tras otra. Y por la cima también hubo cambios. El zar Evgeni Plushenko no pudo subir otra vez a lo más alto del podio en su retorno olímpico. El campeón del mundo estadounidense Evan Lysacek, le ganó por apenas 1,31 puntos, sin saltos cuádruples, pero con un programa compacto de triples. Un leve error del genial ruso en la recepción de una de las combinaciones le costó el oro, pues llegaba con una ligera ventaja de 0,55 desde el programa corto. La polémica está abierta por si es justo ganar un oro sin arriesgar tanto. Lysacek dijo que no intentaba el cuádruple para no forzar una lesión de stress muscular que había tenido. "¿Se puede ganar cojo en la élite?" dijo un técnico exagerando la situación.
En el grupo de los seis mejores patinó primero Lysacek, cuya mejor virtud fue no alterarse por las declaraciones del ruso en las que criticaba a los que dan más importancia al estilismo que a las condiciones atléticas. Más a los detalles de secuencias, giros y gestos, que a los saltos. Pero el ejercicio del estadounidense fue más recatado y serio que otra cosa, con la música de Sheherazade.
En cambio, curiosamente, bajo la música de Tango amore la gestualidad de Plushenko resultó más provocativa. Quizá para demostrar que también puede hacerlo, pero siempre con una exhibición asombrosa de flexibilidad. Mientras Lysacek, mucho más alto (1,88 metros frente a 1,76), parecía tener que forzarse, incluso con una fluidez indudable, Plushenko efectuó el resto de saltos con una facilidad asombrosa. Pero no le bastó. Le faltó clavar uno. Según los jueces y la nueva puntuación, supuestamente puesta al día desde el escándalo de corrupción hace ocho años en Salt Lake City.
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