El patinador profesional

Javier Fernández es el primer patinador español que participará en unos Juegos Olímpicos. Y el primero que se ha planteado como objetivo hacer de su afición una profesión. Para ello cambió hace algo más de un año el Palacio de Hielo de Majadahonda (Madrid) y a sus entrenadores de toda la vida por un piso en New Jersey y un contrato con el ruso Nikolay Morozov, patinador del montón que ha montado un imperio del hielo en Estados Unidos. Ese contrato, por el que el técnico se lleva parte de sus ganancias, ha entrado en vigor este año, cuando el patinador ha cumplido los 18, la mayoría de edad.

Con una capacidad innata para saltar, de esos que cuando los ves girar en el aire parece que lo hacen todo muy fácil, en Estados Unidos "ha mejorado los pasos y la parte coreográfica", reconoce Carolina Sanz, su anterior entrenadora y seleccionadora española. Además ha introducido en su programa un cuádruple axel, un salto que muy pocos patinadores son capaces de hacer. "Aún tengo que mejorar los giros y la elasticidad", añade su pupilo mientras hace reír a su compañera Sonia Lafuente, la otra olímpica de la especialidad, a la que conoce desde los cuatro años: "Somos muy buenos amigos. Es un chico muy sincero, muy loco, me hace reír".

Con estos mimbres, Fernández debería entrar entre los mejores, lo que le daría la oportunidad de realizar el programa largo. Luego volverá a New Jersey porque "hay más tradición, más gente, más pistas...". Y una posible carrera profesional.