'Svencouver', rey naranja del patinaje
El holandés Kramer, la estrella del fondo, gana su primer título en los 5.000 metros
El patinaje de velocidad es deporte nacional en Holanda. Este año, además, con el intenso frío, los canales helados que inundan los Países Bajos, la fiebre por ellos ha estado como en sus mejores momentos. De tanta cantera y afición las estrellas son innumerables. La última, Sven Kramer, la gran estrella del fondo, donde se especializan los holandeses, confirmó su enorme calidad en la primera aparición por el anillo de Richmond. No batió su récord mundial de 5.000 metros, pero no dio opción. Svencouver, como le han calificado para la cita olímpica canadiense, va camino de convertirse en otra de las leyendas del patinaje. En Turín 2006, con sólo 19 años, fue medalla de plata, pero desde entonces lo ha ganado todo, títulos europeos y mundiales. Sólo el italiano Enrico Fabris le derrotó una vez en 2007.
Buena prueba de que Holanda se paró en esos momentos y de que era un acontecimiento nacional fue que hasta el primer ministro Jan Peter Balkenende estaba en el palco. Kramer, concentrado, hasta se permitió mandar callar poco antes del pistoletazo de salida a los muchos aficionados que habitualmente llenan del color naranja nacional los pabellones del patinaje de velocidad.
Para mayor morbo, además, Kramer compartió su carrera (el patinaje de velocidad se disputa por parejas hasta conseguir el mejor tiempo) con el estadounidense negro Shani Davis, gran estrella de 1.000 y 1.500. Éste sólo salía para rodarse. A partir de la mitad de la prueba, Kramer, con sus poderosas piernas (mide 1,85 metros y pesa 80 kilos) se destacó y no sólo para dejar muy lejos a Davis (que acabaría 12º) sino para marcar mucho mejor tiempo que el francés Alex Contin, 6m 19,58s, el primero hasta ese momento. Con 6m 14,60s daba un salto casi decisivo al oro, aunque aún quedaban sus más peligrosos rivales. Tiene la plusmarca mundialñ en 6m 3.32s
Pero ni Fabris, séptimo, ni su compatriota Bob de Jong, quinto, al que sucede ya largamente, se pudieron acercar después. Incluso hubo sorpresas. El surcoreano Lee Seeung-Hong demostró que su país no sólo es bueno en las distancias más cortas y explosivas. Con 6m 17s, logró la plata y el ruso Ivan Skobrev, que patinó precisamente con Fabris, el bronce. Le sirvió de mucho su esfuerzo para superarle porque así le quitó el podio al noruego Havard Bokko, el peor rival de Kramer.
Svencouver ya empezó a abrazarse con su entrenador a falta de 1.000 metros, cuando los tiempos de paso por vuelta de Bokko indicaban que le sería ya imposible mejorar su tiempo. Nada más terminar la última pareja de patinadores, saltó a las gradas y se abrazó con sus padres. Yep patinó en los Juegos de 1980 y 1984. Pero no brilló. En los primeros, en Lake Placid, vio en directo cómo el estadounidense Eric Heiden ganaba todos los títulos, desde los 500 a los 10.000, algo ya imposible ahora. Su hijo, al menos, a falta aún de los 10.000 metros, ya tiene uno. Y Holanda, y los Juegos, su rey naranja.
Sorpresa en el biatlón, con la española penúltima
La primera prueba del biatlón (combinación de esquí de fondo y tiro) fue femenina, los 7,5 kilómetros. Y hubo sorpresa. La eslovaca Anastasia Kuzmina, apenas 28ª del ranking mundial, tuvo su día de gracia y arrasó. Sólo una de las favoritas, la alemana Magdalena Neuner, pudo ser segunda. Ni su compatriota Katrin Wilhelm (hundia en el puesto 30º) ni, sobre todo, las suecas Helen Jonsson (12ª) y Anna Carin Olofsson-Zidek (20ª) dieron la talla. Mucho menos la española Victoria Padial que empezó la racha desastrosa del bajo nivel nacional al ser penúltima, 87, de 88 participantes. Sólo superó a la bosnia Tania Karisic. Fue la primera participación hispana al suspenderse el descenso masculino. Los milagros siguen quedando muy lejos.
Sexta medalla afortunada de Apolo
Apolo Anton Ohno, el patinador estadounidense de velocidad en pista corta más mediático, incluso ganador del concurso de baile "Dancing with Stars" de la ABC en 2007, vivió una noche afortunada en el Coliseo del Pacífico. Tras clasificarse con autoridad en la series y semifinales de 1.500 metros, logró una medalla de plata de carambola que le permitió igualar la seis de Bonnie Blair y superar las cinco de Eric Heiden, pero con la gran diferencia es que Blair sumó cinco de sus seis podios en lo más alto, Heiden todos y Ohno sólo lleva dos oros.
En su lucha eterna con los patinadores surcoreanos, Ohno, llegó a la última curva cuarto tras ser adelantado por los tres impresionantes asiáticos, todos metidos con holgura en la final. Pero lo que suele ocurrir y convierte demasiadas veces esta modalidad en una lotería, sucedió. Lee Ho-Suk tocó a Sung Si-Bak y ambos cayeron. No lo necesitaba porque ya eran plata y bronce, mientras Lee Jung-Su se llevaba el oro claramente. Pero regalaron las medallas a los dos estadounidenses que seguían, Ohno y J. R. Celski.
Apolo estaba casi en casa, pues se crió en Seattle, al lado de Vancouver.
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