El Atlético regresa a la ilusión
El club madrileño disputará su primera final en una década después de anular el empeño de un Racing cuyo entusiasmo no fue suficiente
El Atlético se sacudió ayer en Santander años de tristezas y vaivenes. Cierto es que en el Calderón había casi culminado su labor, pero ayer transmitió sensaciones muy óptimas, que hablan de un equipo con una estrategia definida: ahorrarse contratiempos en defensa y conceder libertad a sus futbolistas con más talento para que hagan lo que más le gusta.
El Sardinero arrancó pleno de fervor. Y el Racing no defraudó. Al primer minuto, con el Atlético cogiendo sitio, la cabeza de Xisco encontró un saque de esquina de Canales. El gol encendió aún más al estadio. Pero el equipo de Quique no pareció preocuparse lo más mínimo. El técnico dio un respiro a Forlán y dejó solo a Agüero en punta. Sin embargo, el argentino no se sintió aislado. Reyes y Valera secundaron con inteligencia sus movimientos, un permanente dolor de cabeza para Torrejón y Moratón, ayer en la línea de centrales por la ausencia del brasileño Henrique. Fue Valera, que la temporada pasada actuara como cedido en Santander, el que acabase de golpe y porrazo con el sueño del Racing. Tocó suavemente una pelota de Reyes en una falta y limpió de asperezas el camino de su equipo.
RACING 3 - ATLÉTICO 2
Racing: Mario; Crespo (Oriol, m. 46), Moratón, Torrejón, Christian; Colsa, Lacen, Munitis (Diop, m. 58), Canales (Serrano, m. 72); Xisco y Tchité. No utilizados: Coltorti; Pinillos y Luis García.
Atlético: De Gea; Ujfalusi, Perea, Domínguez, Antonio López; Tiago (Raúl García, m. 59), Assunçao, Valera, Reyes (Simao, m. 65), Jurado; y Agüero (Ibrahima, m. 63). No utilizados: Asenjo; Juanito, Camacho; y Forlán.
Goles: 1-0. M. 1. Xisco, de cabeza. 1-1. M. 7. Valera, tras saque de falta de Reyes. 1-2. M. 53. Jurado, a pase del Kun Agüero. 2-2. M.89. Xisco. 3-2. M.90 Tchité.
Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Moratón, Lacen, Colsa, Reyes y expulsó por roja directa a Christian en el minuto 68 por propinar un codazo a Ibrahima.
15.264 espectadores en El Sardinero.
Al Racing se le quebraron todos los planes. La exigencia, que ya nacía con proporciones descomunales, se tornó aún más díficil. El Atlético entendió que la vía más accesible para pasar una noche tranquila era la de apretar las frágiles estructuras del Racing. Y a ello se aplicó. Se evitó sufrimientos en defensa y, a su vez, se garantizó el control del mediocampo con el trabajo de Tiago, que nunca pierde de vista la pelota. Colsa y Lacen nunca dispusieron de la perspectiva que su equipo necesitaba para empujar al Atlético hacia su propia área. Los intentos del Racing, con Tchité padeciendo su exceso de revoluciones, terminaban enfrente de Domínguez y Perea, que ayer ni se complicó ni le complicaron demasiado la vida. En realidad, el Atlético sabía bien de antemano lo que tenía que hacer. El Racing es vulnerable si se le mueve de un costado a otro y ayer sufrió con las idas y venidas del Atlético, que supo emplear con destreza la pelota para despistar a su rival. Incluso Reyes, con un disparo desviado, y Agüero, con un ligero movimiento de cuello, anduvieron cerca del segundo gol. El Kun no parecía muy preocupado por lo que le decía la grada de El Sardinero, ayer muy tensa cuando el argentino recogía la pelota.
En la segunda parte, el Racing se movió con escaso sentido, más a impulsos que con un plan concreto. Al Atlético le faltaba todavía que apareciese Jurado. Cuando lo hizo, su equipo lo notó. En un instante, él y Agüero desarbolaron a la defensa del Racing. El movimiento lo concluyó el propio Jurado con un colocado disparo que supuso el segundo gol. El resto del encuentro quedó para que el Racing insistiese en perseguir por el campo la pelota, casi siempre en posesión de un rojiblanco. Christian se ganó su expulsión por un absurdo codazo sobre Ibrahima, que había sustituido a Agüero. El Atlético se gustaba. La final no será lo mismo, pero al menos ya sabe qué es lo que más le conviene.
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