Al Madrid le basta un rato
El equipo de Pellegrini gana con suficiencia a un Espanyol anémico tras un buen primer tiempo y un segundo acto ramplón
Hay detalles definitorios. Un gol, por ejemplo . El segundo del Real Madrid, consecuencia del fútbol con lazo, asociativo. Lo que da jugar con tres centrocampistas como Xabi Alonso, Granero y Guti. Kaká, por una vez, se descolgó al eje. Esta vez, no para arrancar hacia una portería lejana. El brasileño, individualista y atormentado en otras ocasiones, eligió el mejor atajo hacia el gol, un pase sencillo y centrado a Guti. Al instante, Granero se descolgó hacia el balcón del área del Espanyol. Guti lo advirtió, por supuesto, y el Pirata, que toca el violín con el empeine, embocó la pelota en la cabeza de Raúl. Kameni respondió con agilidad, pero llegó Kaká, el primer enlace de la jugada, y el equipo catalán no tuvo remedio. Pausa, toque, búsqueda del espacio, movilidad y paciencia. Todas las cualidades en un gol de mucho calado para un Madrid que no siempre ha entendido que este juego no es uno contra todos, se llame como se llame. También lo ha comprendido Pellegrini. O eso parece a la espera del regreso de Cristiano Ronaldo. Con Sergio Ramos cada vez más asentado como central y Arbeloa más desinhibido en ataque, el mecano defensivo funciona; los tres enganches del centro han despejado cualquier duda, en Riazor, anoche durante más de una hora y meses antes. Ahora es cuestión del técnico cómo manejar, política y deportivamente, la vanguardia.
REAL MADRID 3 - ESPANYOL 0
Real Madrid: Casillas, Arbeloa, Sergio Ramos, Albiol, Marcelo, Xabi Alonso, Guti (Lass, m.68), Granero, Kaká, Benzema (Higuaín, m.72) y Raúl (Van der Vaart, m.82).
Espanyol: Kameni, Roncaglia, Víctor Ruiz, Pareja (Amat, m.72), David García, Baena, Javi Márquez, Verdú, Luis García (Marqués, m.62), Coro (Iván Alonso, m.46) y Osvaldo.
Goles: 1-0, m.5: Sergio Ramos; 2-0, m.29: Kaká. 3-0, m.90: Higuaín.
Árbitro: Alfonso Pérez Burrull, del Comité Cántabro. Mostró tarjeta amarilla a Osvaldo (m.37), Sergio Ramos (m.60), Roncaglia (m.70) y Xabi Alonso (m.80).
Incidencias: encuentro correspondiente a la vigésima primera jornada de Liga disputado en el estadio Santiago Bernabeu ante unos 72.000 espectadores.
s 72.000 espectadores.
Sin oposición por la inconsistencia de un adversario en plena transición, en el primer tiempo el Madrid gobernó el partido con una suficiencia extraordinaria. En realidad se enfrentó a sí mismo. Y tuvo muchos registros: buena presión arriba, la pelota bien adiestrada, desmarques constantes y firmeza defensiva. Como resultado, el Madrid jugó 45 minutos a un palmo de Kameni, sin otra barrera que la del propio portero camerunés. No tuvo otro dictado el Espanyol, un equipo sin molde, que tiene el aire de los desnortados. Por algo lleva cinco meses sin marcar siquiera un gol fuera de casa. Obligado por las penurias, Mauricio Pochettino, su técnico argentino, que ya ha hecho debutar a siete canteranos durante este curso, intenta acunar a un grupo de noveles. Tiene tajo, mucho tajo por delante.
Con tan pocas costuras, el Espanyol, tan anémico en el primer tramo, se entregó desde el calentamiento. En un suspiro, ya le había condenado Sergio Ramos, excelente cabeceador de un estupendo centro de Granero. Nadie en una plantilla tan exquisita enrosca la pelota como él. El balón despega de su empeine interior con vuelo quebradizo para los zagueros y gozoso para quienes buscan el gol, a los que les basta el flequillo. El gol despejó el camino al Madrid, que generó media docena de ocasiones con un juego solvente. Sólo mediado el segundo acto se le agrietaron las líneas. Desconectado Benzema toda la jornada, el medio campo se fatigó y el Espanyol amagó un par de veces ante Casillas. Reaccionó Pellegrini, y con Lass por Guti el equipo se forró de otra forma, más dispuesto para el combate. Con Xabi Alonso, Guti y Granero, el partido estaba de cara. Ahora se trataba de guardar la ventaja. En el fútbol hay muchas vías. Incluso para el Espanyol, aunque no tenga el mismo talento y la misma versatilidad. Su segundo tiempo fue meritorio. Fue más agresivo, tuvo más cuajo y logró dar un descanso a Kameni; pero no tiene futbolistas que desequilibren.
El Madrid se volvió intermitente, perdió el hilo y el encanto del primer tiempo. Ya era un equipo previsible, con la quietud de otras semanas. El partido se espesó de mala manera, entre la falta de brío local y la escasa pujanza visitante. La faena ya se había aliñado con los tantos de Ramos y Kaká, autor también de la mejor oportunidad tras el descanso, un remate raso al poste derecho de Kameni. Iván Alonso, poco antes, pudo devolver al Espanyol al partido, pero se ofuscó ante el meta madridista. Demasiada factura para un equipo que vive en el alambre. El primer Madrid se bastó; el segundo estuvo de más, salvo el tanto del resucitado Higuaín. Más argumentos para el futuro Madrid.
Granero y Arbeloa abren la vía derecha
Manuel Pellegrini, el técnico del Madrid, optó por situar a cada uno en el puesto en que se desempeña con más naturalidad. El resultado favorable confirmó que el fútbol es un deporte de especialistas. En lugar de poner a Lass, que es medio centro, en el interior derecha, apostó por Granero. En lugar de poner a Arbeloa, un lateral derecho, en la banda izquierda, lo colocó pegado a la derecha. Con la maniobra no sólo situó a cada uno donde se encuentra más cómodo. De paso, promovió el encuentro de dos chicos que se conocen desde hace casi diez años. Arbeloa y Granero coincidieron en los campos de la antigua Ciudad Deportiva del Madrid y en 2005 ascendieron juntos al Castilla a Segunda División. Ayer, como en Riazor en la jornada pasada, volvieron a asociarse para darle al Madrid un poco más de eso que tanta falta le hacía: pase.
Arbeloa y Granero encuentran a sus compañeros sin esforzarse y, en caso de problemas, se ayudan mutuamente. Las mejores ocasiones del Madrid ayer llegaron por la banda derecha, gracias, en buena medida, al despliegue de los dos canteranos. El segundo gol vino después de un pase medido de Granero a Raúl, que cabeceó, provocó el lucimiento de Kameni, y de ahí el remate de Kaká. El primero entró a la salida de un córner lanzado desde la derecha por Granero. ¿Quién mandó el balón a la red? Sergio Ramos, que como central no sólo contagió mejor su carácter. Además, tuvo más suerte en el remate.
Lo que les faltó a Granero, Arbeloa, Xabi, Marcelo y Kaká para construir mejor las jugadas y para redondear el partido fue la contribución de Guti. El segundo capitán no participó tanto como en Riazor hace una semana. Se apagó rápido y dejó un vacío demasiado grande en el corazón de la formación. Según fuentes del club, Guti padeció problemas de pubis a lo largo de la semana. Los médicos no emitieron ningún parte oficial en este sentido, pero, por lo que se vio ayer en el campo, algún problema físico tenía el también canterano. Pellegrini lo cambió por Lass antes de la media hora de la segunda parte. El francés jugó como medio centro más estirado, con Xabi por detrás Alonso. No se le vio cómodo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.