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ZARAGOZA 0-DEPORTIVO 0

De todo menos fútbol

El Zaragoza y el Deportivo firman las tablas en un encuentro tan insulso como defensivo

El Zaragoza es un club en ebullición caótica, enredado y entregado a la zozobra. Se despiden a los técnicos, se malogran fichajes, dimiten los directivos y los futbolistas no dan pie con bola. Ahora, como antes, manda el máximo accionista Agapito Iglesias, que ya no disimula y gobierna sin parapetos. Y ha designado a Aurelio Gay como entrenador oficial, por más que le devolvieran al filial tras engullirse seis goles en el Bernabéu. El Zaragoza sigue en Primera División, pero se resiste a creérselo. Ni siquiera el Deportivo, que compareció en la Romareda como figurante, sin intención de jugar la pelota ni enfilar el marco contrario, le hizo despertar. Un tostón de partido donde hubo de todo menos fútbol.

Zaragoza 0 - Deportivo 0

Real Zaragoza: Carrizo; Diogo, Goni, Pulido, Paredes (Babic, min.89); Abel Aguilar (Jorge López, min.59), Ponzio, Herrera; Pennant, Arizmendi (Braulio, min.76) y Lafita.

Deportivo: Aranzubia; Manuel Pablo, Lopo, Colotto, Filipe, Juan Domínguez (Sergio, min.79), Antonio Tomás, Guardado, Adrián (Pablo Álvarez, min.73), Valerón (Riki, min.66) y Juan Rodríguez.

Árbitro: Iturralde González. Amonestó por el Zaragoza a Abel Aguilar, Jorge López, Lafita y Pulido, y por el Deportivo a Juan Rodríguez y Juan Domínguez. Incidencias: partido correspondiente a la decimosexta jornada de Primera División disputado en el estadio La Romareda ante unos 22.000 espectadores, en tarde con lluvia intermitente y fría. Terreno de juego en buen estado. Se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento del que fuera directivo del Real Zaragoza en dos épocas diferentes Eduardo Gil.

Para Lotina el juego es sencillo. Se trata de defender bien para atacar mejor. Pero el Depor rehusó ayer la idea de asustar al contrincante. Se dedicó a conservar la pelota en posiciones retrasadas para luego soltar un zapatazo a las caídas de Adrián o las sucesivas carreras de Guardado, deslucido y ni la mitad de lo que prometía en el curso anterior. Fue, en cualquier caso, un arma estéril porque la defensa del Zaragoza defendía de la mano del portero, sin dejar espacio a los pases en profundidad o por detrás de la zaga. Así que el Deportivo transigió y fortaleció su fabuloso entramado defensivo, tremendamente efectivo si el adversario adolece de un pase definitivo o de un futbolista tan individualista como espectacular. El Zaragoza no tiene de eso.

Impetuoso y decidido, Gay borró de un plumazo a Ayala y Ewerthon, dos puntales del equipo otrora y no tan otrora. Ni medio futbolistas, los consideró. Bajo los palos alineó a Carrizo, una vez desterrado López Vallejo. Tampoco jugó de inicio Jorge López, el pie del equipo, ni Gabi. Pero el resto fue más de lo mismo, cojo como anda el Zaragoza en el vestuario. Sobre el césped, tampoco varió nada. Ander Herrera juega a las mil maravillas entre las líneas, Ponzio posee un cacao maravilloso, Pennant corre y centra como pocos y Lafita encara sin remilgos y con éxito. Lástima que ninguno de ellos explotara sus cualidades, atenazados con la pelota entre los pies, incapaces de resolver los dilemas del juego. Por lo que el Depor y el Zaragoza firmaron la pipa de la paz, reacios a destilar un fútbol manufacturado. La diferencia, sin embargo, estribó en que el conjunto deportivista dejó el balón de lado pero no concedió metro alguno. El Zaragoza, estéril en la creación, se ahogó sin remisión.

Más por inercia que por intención, el segundo acto reactivo un pelo la amagada vocación ofensiva. Se desató, incluso, en los últimos minutos, como si trataran de eludir el escarnio público. Así, Lafita enganchó dos voleas con igual infortunio y Pennant picó el cuero demasiado cruzado tras una jugada individual. El Depor replicó con dos puntadas de Lopo, una fuera y la otra a las manos de Carrizo, un zurdazo de Luis Filipe que no encontró hueco, y otro de Guardado sobre la bocina, que Carrizo repelió con acierto. Fue un arrebato que duró poco, hasta que se dieron cuenta que carecían de delanteros centros resultones y resolutivos. Por lo que de nuevo se dejó el pie a cada jugada, se tiró de los codazos a cada salto y se impuso el choque sobre el balón. Tanta intensidad como falta de fútbol. Tercer empate del Depor y primer punto en cinco partidos del Zaragoza. Empate a nada.

López y Rodríguez luchan por el balón
López y Rodríguez luchan por el balónEFE

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