A la italiana

El Madrid sigue ganando, pero de la victoria pocos se acordarán mañana. Y es que el partido no dejó prácticamente nada para la memoria . Fue errático en su ritmo, lleno de errores en el pase y en el tiro, con un marcador paupérrimo y prácticamente ninguna actuación individual destacable, si exceptuamos la del gigante lituano Javtokas, que volvió a crear dudas sobre la capacidad que tiene este Madrid para parar al tipo de jugador que aúna altura, fuerza y volumen. A fe que los entrenadores pusieron todo de su parte buscando las vueltas al encuentro con un carrusel infinito de cambios tanto de material humano como de recursos técnicos, pero que en nada o casi nada cambiaban el curso de los acontecimientos. Incluso demasiado fue su intrusismo en el juego, pues por momentos pareció más una partida de ajedrez entre dos técnicos que un encuentro donde los jugadores tuviesen la sartén por el mango.

Al menos el partido fue de menos a más. Tampoco era difícil, pues el primer cuarto terminó con 12-13, y con un marcador así sobran los comentarios. Ganó el Madrid porque jugaba en casa, tiene mejores argumentos y no depende tanto de que un determinado jugador salga en su rescate. El Khimki, en cambio, necesita buenas versiones de gente como Langford, McCarty o Mozgov para resultar competitivo. No las tuvo, y tampoco le llegó buen rendimiento por parte de los dos bases españoles, Cabezas y el muy aplaudido Raúl Lopez, que salvo algún detallito no correspondieron al hecho de ser centro de atracción.

El partido comenzó a decantarse a comienzos del tercer cuarto, cuando de la mano de Hansen, que por fin parece ver aro, abrió un hueco (60-50) que tal como estaba el asunto anotador, era casi un socavón. Desde ese momento el equipo ruso anduvo a remolque, en un quiero y no puedo, buscando con una zona lo que no conseguían en defensa individual, y que Garbajosa terminó por zanjar el asunto en los dos últimos minutos.

Es muy probable que tanto Scariolo como Messina disfrutaran enormemente de la partida. Seguramente en una tercera o cuarta visión en video del encuentro surgirán las conclusiones productivas para un futuro. De ser cierto al menos daría más sentido a un encuentro de difícil digestión. Muy a la italiana.