Al líder se le queda cara de bobo
El Barça gobierna el partido, pero regala el empate a Osasuna con un autogol en el último minuto
Al líder se le quedó cara de bobo en Pamplona. Acomodado en un gol de Keita, le faltó fuego para asegurar la victoria y concedió el empate cuando se apagaba la luz en el Reyno de Navarra . Resistieron los barcelonistas en el cuadrilátero navarro hasta el descanso, se corrigieron estupendamente en la reanudación, no aflojaron hasta que encontraron la portería contraria pasada la hora de partido y después se dejaron igualar en una jugada muy tonta. Achicó mal Márquez el centro de Camuñas y Piqué remató sobre Valdés. ¡Adiós Pamplona!
Al Barça siempre le aguardan partidos desagradables en el viejo Sadar. Además, el encuentro le deparó un desenlace inesperado porque la función era un monólogo barcelonista desde el tanto de Keita. Allá donde no alcanza el cuerpo de Ibrahimovic ni la zurda de Messi, llega la pierna o la cabeza de Keita, protagonista indiscutible del arranque del Barça en la presente temporada. El interior había solucionado una noche difícil con una acción muy bien trabajada. Abatido Osasuna, la delantera azulgrana perdonó a Roberto y la defensa vendió a Valdés.
Osasuna 1- Barcelona 1
Osasuna: Ricardo; Azpilicueta, Miguel Flaño, Josetxo, Monreal; Juanfran (Galán, m.82), Puñal (Rúper, m.77), Nekounam, Camuñas; Pandiani y Aranda (Masoud, m.70).
Barcelona: Valdés; Puyol, Piqué, Chygrynskiy (Márquez, m.61), Abidal; Xavi, Busquets, Keita; Messi, Ibrahimovic e Iniesta (Pedro, m.90).
Goles: 0-1, m.72: Keita. 1-1, m.93: Piqué, en propia puerta.
Árbitro: Rubinos Pérez (Comité Madrileño). Amonestó a Aranda (m.18), de Osasuna, y a Chygrynskiy (m.50), Keita (m.55) e Ibrahimovic (m.63), del Barcelona.
Incidencias: Encuentro de la novena jornada de Liga celebrado en el estadio Reyno de Navarra ante 18.891 espectadores. Partido declarado por Osasuna de ''ayuda al club'', por lo que los socios pasaron por taquilla.
No supo cerrar el Barcelona un partido que maduró con suficiencia después de un inicio preocupante. Al Barça le interesaba alargar la línea de pase de área a área, con Chigrinski e Ibrahimovic en las puntas, mientras Busquets ejercía de volante central e Iniesta de falso extremo, una manera de tener salida también por la banda izquierda, limitado ofensivamente como estaba el equipo por la alineación de dos laterales defensivos como Puyol y Abidal. Había que tener la pelota más que en cualquier partido, jugar a un toque, rápido y preciso, frente al fútbol intimidador de Osasuna, excelente en su juego por fuera y fuerte por dentro, agresivo con la pelota.
El remate franco de Messi, rechazado por Ricardo, pareció avalar el despliegue azulgrana nada más comenzar el encuentro. No acabó bien la jugada el argentino y acto seguido el plantel navarro agarró bien la marca en la divisoria con un excelente juego de presión. Apretaban muy bien los medios de Osasuna, Xavi e Iniesta quedaron reducidos en muy poco campo y el Barcelona perdió el hilo del fútbol. Igualado como se quedó a los diez minutos, el partido se convirtió más o menos en un duelo entre Aranda y Messi, punto y final de ambos equipos.
Además de laterales e interiores dinámicos y profundos, Osasuna cuenta con un delantero potente como Aranda, dinamita ante Chigrinski, falto de cintura y rapidez para cerrar las jugadas. Aranda y Juanfran persistieron por el flanco derecho y al Barça le costó coger el sitio en el campo, exigido defensivamente y falto de aire en ataque. La mejor ocasión azulgrana llegó a balón parado, a la salida de un córner despejado por Josetxu con la mano, jugada tan discutida como una caída de Aranda y un fuera de juego mal señalado al mismo delantero en el área barcelonista.
Osasuna había conseguido que el partido se jugara más cerca de área rival que de la suya, y al Barcelona le resultaba imposible generar juego. A falta de elaboración y combinación se impuso a menudo el pase filtrado a Messi, tan intimidador en el control y el regate como desacertado en el tiro. El fútbol colectivo barcelonista espabiló después del descanso, jugó con más ritmo y garra, y a Osasuna no le quedó más remedio que retroceder unos metros. Apareció entonces un equipo navarro más vulnerable y también un Barcelona más dominador e inocente.
A cambio de ganar técnica y precisión, ha disminuido la presión de la delantera azulgrana frente a los zagueros rivales, circunstancia que agradeció momentáneamente Osasuna, más solvente en la medular que en defensa, en cualquier caso sometido. El encuentro se puso entonces viril y el árbitro tomó partido por Osasuna, sobre todo cuando perdonó la expulsión de Flaño por tirar a Ibrahimovic como último defensa. La jugada anunció, sin embargo, el gol azulgrana en una jugada muy elaborada y bien rematada.
El tanto fue un buen reflejo del fútbol del Barcelona. Aguantó y tocó Ibrahimovic para Iniesta, abrió el volante para Messi, el extremo profundizó para la llegada de Puyol y el centro del lateral lo controló y empujó a la red Keita. Afeitado Osasuna, el Barcelona se regaló una media hora de asueto. Tuvo hasta tres remates de gol para cerrar el partido. Rotundo en el juego, flaqueó en el tiro de gracia. Le perdió la falta de puntería y también la distensión para suerte de Osasuna, que se encontró con el empate cuando ya se había desfondado.
El tanto expresó, por lo demás, la flojera defensiva de los centrales barcelonistas. Márquez defendió mal a Camuñas y Piqué remató a la portería de Valdés. Lo que se le negó a Osasuna en media parte se lo encontró al final como regalo del Barça, falto de autoridad, demasiado condescendiente, toda una sorpresa para el equipo del triplete.
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