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TENIS | ABIERTO DE EE UU

"¡Nunca dije que te fuera a matar!"

Clijsters alcanza la final por la expulsión de Serena Williams, que se enfrentó a un línea

Serena Williams, la campeona vigente, se enfrentaba a una situación desesperada en las semifinales del Abierto de Estados Unidos. Kim Clijsters, su rival, una tenista de vuelta tras dos años retirada, madre en ese tiempo, tenía ventaja de 15-30 sobre su saque. El momento se las tenía: la estadounidense ya marchaba por detrás en el marcador (6-4 y 6-5) y contaba con un aviso del juez de silla en la mochila, por haber estrellado su raqueta contra el suelo. Eso le costó el partido. Con 15-30, Serena ejecuta un segundo saque y la juez de línea pita falta de pie en el servicio. Había pisado la raya. Es doble falta y 15-40. Doble punto de partido para Clijsters. La campeona, sin embargo, no se queda quieta. Reacciona con violencia. Se encara con la juez de línea agitando su raqueta. Esta le dice al juez de silla que la ha agredido verbalmente. Y la estadounidense, que ya tenía un aviso, es castigada "por conducta antideportiva" con la pérdida del punto. Es, en consecuencia, su adiós al partido: 6-4 y 7-5 para Clijsters, que juega en Nueva York su tercer torneo desde que volvió a las pistas y que en la madrugada española del lunes se enfrentará en busca del título a la danesa Caroline Wozniacki, que se deshizo por un doble 6-3 de la belga Yanina Wickmayer.

"¿Lo dices en serio? ¡Nunca dije que te fuera a matar!", se escuchó decir a Serena cuando la juez de línea le explicó al de silla delante de ella lo que había ocurrido. "Me preparé para la bola de partido, vi cómo Serena hablaba con el juez árbitro y no comprendí nada", dijo Clijsters, de la que la estadounidense se despidió con un apretón de manos.

Fue un día tenso para las tenistas. La lluvia sólo permitió que Rafael Nadal completara con victoria su partido de cuartos frente al chileno Fernando González, suspendido desde el jueves, y tuvo esperando a los semifinalistas en la caseta durante toda la jornada. Solo cuando ya la noche estaba bien instalada, cuando ya llevaban horas aguardando, y cuando las dificultades del programa del torneo (que terminará el lunes) habían impuesto que se esperara hasta el final del día, pudieron saltar a la pista.

Clijsters tiene ahora la posibilidad de ver premiada su paciencia: sería la primera madre en ganar un título grande desde 1980, cuando Evonne Goolagong lo logró en Wimbledon.

La danesa Wozniacki, tras pasar a la final.
La danesa Wozniacki, tras pasar a la final.REUTERS

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