Verdasco sobrevive a un infierno
El madrileño remonta un partido que se le complicó en el tercer set y consigue el primer punto de la eliminatoria para España
De las zapatillas rojas y amarillas de Fernando Verdasco, calzado con los colores de España, salían chispas. Del cielo, fuego. Con el partido cocinado a casi 40 grados, el español se pasó 22 minutos comiéndose a Andreas Beck y un par de horas sufriendo de lo lindo . Arrancó el partido con un 6-0 para el español: el alemán se apuntó sólo seis puntos en ese periodo, que duró poco más de 20 minutos, monótono el paso del tiempo bajo el martillear del juego de Verdasco. Patrik Kuhnen, el capitán alemán, callaba. No tenía nada que decir. El partido era de una sola vía: la de los errores no forzados del alemán. En cuanto el número dos visitante controló esa sangría, Verdasco, que debutaba como líder de la selección, se encontró viviendo un infierno: llamas en la pista; llamas en el aire; calor sofocante y Beck jugando como un gigante. Del combate de zurdos ha salido vencedor Verdasco (6-0, 3-6, 6-7, 6-2 y 6-1), aunque dejando muestras de lo que es la Copa Davis: una competición que no entiende de ránkings, posiciones, pedigrís o lamentos. Un torneo para valientes. Beck, el número 51, lo fue y casi se lleva al número nueve del mundo por delante.
"¡Qué bonito eres Fernando!", le gritaba la grada a Verdasco, que estaba haciendo de todo menos algo bonito. La lectura táctica que hizo el madrileño del juego del alemán fue discutible. Cómodo en la dureza, Beck se dedicó a clavetear al español, una vez superado el escollo de su debut en la competición. La bola alta de Verdasco ha sido una bendición para el alemán, complacido golpeando de arriba abajo, como haciendo un mate. En las pocas ocasiones en las que Verdasco se dedicó a cortarle la bola, bien bajita y a ras de suelo, el alemán sufrió de lo lindo. La poca frecuencia con la que se vio ese golpe y el alto número de errores no forzados que acumularon ambos tenistas explican la extraña comunión de que el marcador fuera extenso y el partido, corto: poco más de tres horas.
España ya tiene el primer punto. Ahora mismo salta a la pista Tommy Robredo para jugar contra Philipp Kohlschreiber. Es el partido que decide la eliminatoria, el encuentro que decide si el viernes acaba como quería España (2-0) o como planea maliciosamente desde hace días Alemania (1-1).
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