El Málaga resucita de penalti

El Málaga está muy lejos del equipo que se ha merecido el sello de revelación durante buena parte de la temporada. Cuanto más tranquilo está por los deberes de la permanencia resueltos y cuantas más son las esperanzas de conseguir una plaza europea impensable a comienzos del curso, más flaquea. Aun así, ayer salvó la cara cuando parecía que se ampliaba la racha de tres meses sin ganar en La Rosaleda. Luque rompió la estadística y dio un respiro a su club en las aspiraciones europeas al transformar un penalti de Luccin sobre Adriano a tres minutos del final, cuando el empate sin goles parecía inamovible.

Al equipo de Antonio Tapia le falta frescura, velocidad, verticalidad y efectividad, todas las cualidades que le han llevado a desplegar uno de los mejores contragolpes. Tan es así, que Goitia fue el mejor de su equipo durante buena parte del partido. Además, Duda no es la pieza clave que ha sido durante una campaña en la que ha acaparado buena parte de las alabanzas de su equipo. El centrocampista, cedido por el Sevilla, está lejos de la capacidad de resolución y de creación que le ha convertido en el motor del equipo, en el abrelatas de encuentros complicados. Aunque las intervenciones del luso en la estrategia siguen siendo el argumento más peligroso del Málaga, ayer no tuvo suerte. Ante el Racing, que llegaba a La Rosaleda con ciertas necesidades, con el furgón de cola muy cerca, tenía que sacar algo positivo para no tener problemas en lo que resta de temporada. Y se lo propuso, al menos ganó en espíritu a su rival y puso intensidad a un partido con latigazos pero sin ritmo.

El conjunto de Muñiz se encomendó a Zigic, al que su imponente figura le permite tener la primera palabra en cada balón aéreo. A pesar de su envergadura, también tuvo tiempo para comprometer a la zaga malaguista con el balón en el suelo. Junto a Munitis, que sigue siendo el más listo de la clase, pusieron en aprietos al Málaga, pero se encontraron con Goitia y Luque.