Negredo abre el manual del delantero
El goleador del Almería liquida la resistencia de Osasuna
El duelo de ex madridistas lo resolvió un vallecano. En los banquillos, Hugo Sánchez y Camacho, dos tipos raciales, con redaños, y en el campo Álvaro Negredo, con no menos redaños, que acudió al rescate del Almería, primero para ponerle por delante en el marcador con un gol de pillo , y después, a un minuto del final, para darle los tres puntos con un cabezazo de manual en un contragolpe de manual. Entre medias, Pandiani, otro tipo fogoso y acostumbrado a la pelea, había conectado otro cabezazo inglés a un centro de Portillo. Realmente fue lo que pasó en un partido resumido en los goles y en un constante mano a mano entre el lateral Mané y el portero Roberto. El jugador del Almería sacó la decena larga de córners que obtuvo su equipo y en todos se encontró a Roberto, menos en uno, el que peinó Soriano y Negredo empujó con la puntera a la red. Osasuna, muy mermado por las ausencias (Plasil, Nekounam, Masoud, Dady...), limitó su coraje al arranque del partido. Como vivía bien y el Almería no le asustaba, se acomodó a la buena vida. Algún centrito de Juanfran o de Delporte al que casi nunca llegaba nadie y unas carreras solitarias del joven Kike Sola.
Almería 2 - Osasuna 1
UD Almería: Esteban; Bruno, Carlos García (Corona, m.88), Acasiete, Mané; Soriano, Iriney (Juanito, m.79); Juanma Ortiz (Ortiz, m.64), Kalu Uche, Piatti, y Negredo.
Osasuna: Roberto; Azpilicueta, Sergio, Miguel Flaño, Monreal; Juanfran (Portillo, m.78), Patxi Puñal, Vadocz, Delporte (Ezquerro, m.78); Sola (Font, m.67) y Pandiani.
Goles: 1-0, m.70: Negredo. 1-1, m.83: Pandiani. 2-1, m.88: Negredo.
Árbitro: Pérez Lasa, guipuzcoano. Amonestó a los locales Carlos García, Mané e Iriney y a los osasunistas Vadocz, Miguel Flaño, Azpilicueta y Roberto.
Incidencias: Partido disputado en el estadio de los Juegos Mediterráneos ante 12.500 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.
El Almería también se amodorró consumiendo tres cuartas partes de partido en ataques sin demasiado fundamento. Había que indagar en los detalles para darse cuenta de que Osasuna flaqueaba en defensa en el juego aéreo. El gol de Negredo lo confirmó: nadie entorpeció a Soriano y todos se olvidaron de Negredo. Curiosamente, Osasuna acusó el golpe y jugando peor que nunca hilvanó su mejor jugada, al primer toque, con un centro precioso de Portillo y un magnífico remate de Pandiani. Pero Negredo no había agotado todas sus balas y en el último suspiro engrandeció su figura y tranquilizó a la parroquia.
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