Pareja lo hace todo

Estéril en la producción ofensiva, el Recreativo desdeñó jugar un partido de fútbol en campo ajeno. Pero de penalti y en el minuto 90, igualó el duelo ante el Espanyol, trastabillado con la pelota en juego pero efectivo a balón parado. Pareja marcó un gol y propició el otro; se lo hizo todo solito. El empate, en cualquier caso, revitaliza al equipo blanquiazul, que se sitúa a tres puntos de la salvación. Coherente con su discurso de presionar arriba y acompañar al ariete en las posiciones de remate, Pochettino insistió con el dibujo del 4-1-4-1.

Alineó a Lola como único medio centro, piedra angular para la construcción del juego y enclave básico para el equilibrio defensivo. La responsabilidad le sentó bien al serbio, que realizó una labor encomiable con el denominado trabajo sucio. La diferencia principal en el esquema táctico, sin embargo, fue la reubicación de los futbolistas. Callejón pasó a la banda derecha, como interior pegado a la línea de cal, y Luis García actuó de delantero centro, como le gusta, como siempre reclamó, y como los técnicos anteriores (Lotina, Valverde, Márquez y Mané) descartaron. No así Pochettino, que también le practicó la cirugía estética a la banda izquierda; el costado se lo apropió Corominas y Nené se trasladó al centro. Coro trató de explotar su punta de velocidad y Nené, exigido por el agobio de los adversarios, evitó sus empachos de balón y saco a relucir su disparo lejano. Las habilidades, sin embargo, no bastaron para desestabilizar al Recreativo.

El trabajo de un técnico se valora con los resultados. Pero se interpreta con la escenificación de los jugadores sobre el césped.Y Lucas Alcaraz es un técnico como pocos. Sobre todo en los aspectos defensivos. Sólo hay que fijarse en cómo bascula su equipo, en cómo ejerce con pasmosa efectividad las coberturas e, incluso, en cómo recupera casi todos los balones cuando el saque de banda del rival se realiza en su campo.

Al Recre le faltó descaro o intención. Justificó su trabajo con el ejercicio de destrucción pero se desentendió sin rubor de encarar al marco rival. Se plantó en Montjuïc con el libro de estilo bien definido: achicar espacios, cerrar líneas y, en caso de recuperar el cuero, jugarlo vertical y sin aduanas, con Colunga como único recurso y punzón.Con el balón en los pies, el Espanyol se perdió, poco suelto a la hora de tener la iniciativa. Es un actor secundario excelente, como demostró en los dos partidos coperos frente al Barça y en la visita al Valladolid en Liga. Pero ser actor principal le queda, de momento, una talla grande. Contra el Recreativo no descartó gobernar el duelo, pero su obra quedó deslucida porque sus argumentos no pasan del juego largo y directo que desatiende la medular. Es un equipo conformado para el contragolpe, arma que ha rentabilizado con éxito durante el último lustro. Pero queda desequilibrado cuando se le requiere tener la posesión de la pelota o empequeñecer al contrincante.

Tiene, en cualquier caso, un recurso que le funciona como un reloj: las jugadas a balón parado. Suma seis goles desde que comenzara el año en esta suerte. Pareja, en una falta lateral sacada por Nené, encontró su rendija y cabeceó sin remisión a gol. El descalabro llegó después, cuando la grada reclamaba la hora. Pareja, quizá desestabilizado por Chica, no rechazó un balón y dejó a Marco Rubén frente a Kameni, que cometió un penalti claro y fue expulsado. Pareja se puso de portero pero no logró evitar el tanto del empate.