El Atlético mejora para seguir igual
El conjunto de Aguirre es incapaz de ganar a un Málaga que se conformó con el empate
La vida sigue igual en el Atlético, al que ni siquiera mejorar en su juego, aunque sin exagerar, le sirve para ganar. Visitaban los de Aguirre al Málaga, el equipo revelación que ha firmado una primera vuelta formidable. Fue superior el Atlético, pudo y debió ganar, pero le faltó lo que hace bien poco le sobraba: la pegada. El Málaga se conformó con la igualada, que le permite seguir soñando, un resultado que, sin embargo, para el Atlético supone un borrón más en un año repleto de ellos. Y lo que es peor, en el equipo rojiblanco la inspiración ha volado y tipos como Agüero o Forlán, que lo son todo (y más) en este equipo, se han quedado secos de golpe y porrazo.
Y eso que el Atlético empezó acorde con la tarde: como un huracán. Cuarenta segundos se llevaban de partido cuando un balón largo lo arrastró el viento hasta llevarlo a los dominios de Agüero, que ya pisaba el área. El Kun atrapó el balón y lo picó ante Goitia, que sacó una mano salvadora. Casi de inmediato, Sinama se encontró frente al portero, que rechazó su disparo con la pierna derecha. Aún más, Agüero y Sinama se asociaron en un par de paredes y el argentino se dejó birlar el balón cuando se quedaba solo. Todo ello ocurrió en poco más de diez minutos, los mejores que ha firmado el Atlético en los últimos y denostados tiempos.
Málaga 1 - Atlético 0
Málaga: Goitia; Gámez, Weligton, Hélder Rosario, Calleja; Duda (José Juan Luque, m. 89), Lolo, Apoño, Eliseu (Nacho, m. 65); Alberto Luque (Adriano, m. 75) y Baha.
Atlético de Madrid: Leo Franco; Perea, Heitinga (Pablo, m. 83), Ujfalusi, Antonio López; Assunçao (Maniche, m. 71), Raúl García, Simao, Sinama (Maxi, m. 46), Forlán y Agüero.
Goles: 1-0, m. 22: Apoño. 1-1, m. 45: Heitinga.
Árbitro: Clos Gómez (Comité Aragonés). Mostró tarjeta amarilla a los jugadores del Málaga Eliseu (m. 53), Calleja (m. 56) y a Weligton (m. 90) y a los futbolistas del Atlético de Madrid Perea (m. 28), Ujfalusi (m. 59) y Maniche (m. 85).
Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima jornada de Liga de Primera División disputado en el estadio de La Rosaleda de Málaga ante unos 28.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por los cuatro niños fallecidos ayer en el polideportivo de Sant Boi de Llobregat.
Eran momentos en los que el Málaga, apocado, apenas entraba en contacto con el balón, desatado como estaba su rival. Y para desatado, Forlán, que se llevó el balón rebasando una legión de rivales para lanzar alto por muy poco.
El Atlético, aunque cueste creerlo, dominaba el juego y trataba con cierto criterio el balón, el criterio que le dejaba el fuerte aire que gobernó el partido. Ni siquiera sufría en defensa, que ya es noticia, en una tarde con pinta de plácida. Hasta que dejó de serlo. Fue acercarse una vez el Málaga a la portería de Leo Franco y armar el taco. Heitinga despejó un balón que venía del córner y cayó aquél en los pies de Apoño, que disparó con la izquierda y se encontró con un aliado inesperado, la espalda de Assunçao, donde rebotó la pelota para salir escupida hacia la portería de Leo, que no llegó al disparo.
El Atlético se encontró con un castigo excesivo, además de inmerecido, y se desarmó. Todo lo que había mostrado hasta entonces pasó a mejor vida, el equipo se aceleró y cada cual empezó a hacer la guerra por su cuenta. Vamos, lo habitual. Nada bueno hubiera salido de allí de no ser porque en una falta lateral el balón le cayó a Heitinga, que se vio ante el portero para rematar de mala manera, con la suerte de que la pelota rebotó en la pierna de Goitia, luego en la suya y se fue dentro.
Ese gol rompió el partido, que se volvió de ida y vuelta. Helder sacó bajo palos un disparo de Simao y Leo Franco rechazó con el pie un disparo del solitario Baha. Pero el juego era del Atlético, que por una vez impuso su ritmo (otra noticia), lo que debería haberle bastado para vencer a un Málaga conformista que bien pudo caer en el minuto 92. Fue entonces cuando Antonio López lanzó una falta que cabeceó con todo Ujfalusi para que Goitia se luciera, injusta resolución a un partido que mereció ganar un Atlético al que, por lo visto, no le basta ni con jugar bien o acercarse a ello.
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