El Deportivo tira la Copa
El Sevilla golea a un conjunto gallego plagado de suplentes
Hace tres temporadas un sector de la grada de Riazor acusó a Joaquín Caparrós de jugar a favor del rival porque en una semifinal de Copa contra el Sevilla decidió alinear un equipo pleno de jugadores no habituales. Resulta lógico pensar que, por mucho que pueda la pasión, el técnico de Utrera no iba a ir en contra de sus propios intereses. Pero se le puso la cruz incluso desde algunos foros próximos al club. El fútbol es caprichoso y ayer la historia se repitió: el Deportivo reservó a sus mejores hombres y el Sevilla se llevó la eliminatoria con solvencia.
Pleno de confianza como andaba, el triple enfrentamiento contra los andaluces ha servido además para que el Deportivo tome conciencia de sus límites, los de un equipo en crecimiento que se armó para salvar la categoría y competir con dignidad y sin obligaciones tanto en Europa como en la Copa del Rey. Sí las tiene el Sevilla, para el que además el inesperado adiós continental ha convertido cada partido en una final, un examen en el que tienen que tomar parte los mejores.
Deportivo 0 - Sevilla 3
Deportivo de La Coruña: Fabricio; Manuel Pablo (Zé Castro; m.54), Adrián López "Piscu", Colotto, Filipe Luis; Antonio Tomás, De Guzmán; Pablo Alvarez, Valerón, Lafita (Juan Rodríguez; m.64); y Bodipo (Omar Bravo; m.54).
Sevilla: Palop; Crespo, Squillaci, Escudé, Navarro (Chevantón; m.75); Navas (Adriano; m.58), Romaric, Duscher, Capel; Luis Fabiano y Kanouté (Renato; m.65).
Goles: 0-1; m.1, Navas. 0-2; m.22, Luis Fabiano. 0-3; m.40, Luis Fabiano.
Arbitro: Megía Dávila, del Colegio madrileño. Expulsó a Omar Bravo (m.69), por parte del Deportivo de La Coruña; y a Palop (m.83), por parte del Sevilla. Además, mostró tarjeta amarilla a De Guzmán (m.12) por parte del Deportivo de La Coruña; y a Crespo (m.29) y Romaric (m.22), por parte del Sevilla.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio municipal de Riazor ante unos 14.000 espectadores.
No lo consideró así Lotina, que ayer operó sobre la médula de su conjunto y cambió respecto al equipo habitual al portero, los dos centrales y los dos mediocentros. Sólo jugaron de inicio cuatro jugadores del once que ha llevado al equipo a los puestos de honor en la Liga. Demasiada ventaja ante un rival que no se guardó nada.
Los focos señalaron además a dos de los habituales suplentes, al inexperto meta Fabricio y al argentino Colotto, que llegó para suplir a Coloccini y no pasa de ser el cuarto central del equipo. La afición, que se ilusionó con la remontada y ansiaba revancha tras las dos derrotas anteriores, les señaló como artífices del desastre inicial que solventó la eliminatoria a favor del Sevilla en tan sólo veinte minutos. Porque a los 38 segundos Jesús Navas aprovechó una desatención de toda la zaga deportivista para rematar en el segundo palo un centro de Diego Capel. Y sin que el Deportivo lograse articular respuesta, Colotto se trastabilló con la pelota en una acción plena de torpeza para dejar a Luis Fabiano solo ante Fabricio para marcar el segundo gol.
Liquidado por las decisiones de su entrenador y la impericia de sus futbolistas, al Deportivo ya sólo le quedaba apelar a la dignidad para pasar el trago de la mejor manera posible. Buscó a Valerón, que juega con la intensidad y la continuidad propia de quien tras dos años de inactividad disfruta de contados minutos. Siempre hay un respeto para el genial mediapunta o para el dinamismo de Pablo Álvarez. De ellos partieron las únicas señales de vida del Deportivo, que también logró inquietar en alguna acción a balón parado a Palop. Pero jugó sin codicia, la que le sobra a Luis Fabiano, que aprovechó un nuevo regalo, esta vez del bisoño Adrián López para marcar el tercero justo antes del descanso y llevar el desasosiego al graderío.
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