España no puede con la campeona olímpica
El equipo de waterpolo cae ante Hungría por 8-5
Hungría ejerció de campeona olímpica, ofreció una demostración de potencial y con una defensa muy agresiva y eficaz frenó la andadura de la selección española de waterpolo en los Juegos de Pekín, a la que endosó su primera derrota del torneo, aunque entraba en los cálculos y no le merma sus opciones de seguir en la pelea. España tenía mucho que ganar y poco que perder tras sus triunfos contra Canadá y Australia. Hungría, clara aspirante a su tercer título olímpico seguido, llegaba más necesitada porque su objetivo es amarrar el primer puesto del grupo A y el empate ante Montenegro no le permite ningún fallo.
Por ello, el técnico Denes Kemeny utilizó todos sus argumentos y máxima tensión, y es que España estuvo a punto de dejar a Hungría fuera de la final del pasado Mundial de Melbourne. No quería más sustos inoportunos. El cuadro de Rafa Aguilar volvió a tener un inicio magnífico, como en los dos encuentros precedentes, merced a una buena defensa y dos tantos de Guillermo Molina. Fue, no obstante, un espejismo, porque a partir de ahí España tuvo un día absolutamente negro en ataque.
Aunque el cañonero Tibor Benedek compareció con un misil colocado ante un gran Iñaki Aguilar, Iván Pérez permitió que España mantuviera la iniciativa (1-3), pero el partido ya era otro. Hungría afinó en defensa, obligó a jugar muy alejado al perímetro hispano y la circulación de balón careció del dinamismo necesario para inquietar a Zoltan Szecsi. Los lanzadores no aparecían y cada posesión se convertía incluso en una pesadilla por la falta de recursos. Aunque al final del primer parcial se llegó aún con ventaja española (2-3), los húngaros habían pasado a ser los dueños de la contienda y completaron un parcial de 3-0 para situarse con 4-3.En la cobertura España volvió a tener problemas con los defensores de los boyas, que se cargaron muy pronto con exclusiones, lo que obligó a nuevas ''matemáticas'' a Rafa Aguilar para repartir en esa posición a determinados hombres y no perder a ninguno de forma precipitada.
Afortunadamente Iñaki Aguilar estuvo pletórico en la portería y frenó el bombardeo con solvencia. Su labor le permitió a España no entregar el partido, con lo que tras llegarse al descanso con 6-5 para los magiares consiguió que en el tercer parcial nadie marcara y al menos se siguiera con vida con el último periodo por delante. Pero entonces fue cuando los húngaros ejercieron realmente de campeones, cuando sentenciaron por fortaleza defensiva y una pegada en ataque con dos tantos de la que careció el conjunto de Rafa Aguilar.
Tamas Kasas estableció el 7-5 y el encuentro se terminó, porque España no tuvo recursos en ataque determinantes para disponer de buenas posiciones de lanzamientos. Careció de fluidez y Hungría se creció atrás. Los ataques de España fueron desesperadamente lentos, tanto que prácticamente siempre llegó muy apurada a los tiros, hechos con prisas y sin la mínima garantía, incluidas las superioridades. Sin capacidad de reacción a Hungría, dominadora y campeona, le bastón una diana de Gabor Kis para dejar el choque con el 8-5 definitivo sin que España tuviera capacidad de reacción.
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