Armstrong se corona contra el crono
La estadounidense logra el oro con una exhibición en la prueba femenina
Kristin Armstrong porta un nombre ilustre del ciclismo pero no tiene nada que ver con el séptuple campeón del Tour de Francia, aparte de ser una de las mejores ciclistas del momento y, desde hoy, oro olímpico en Pekín en la prueba de contrarreloj en ruta. Dos días después de haber cumplido 25 años, la ciclista de Idaho sumó un nuevo triunfo a su ya florido palmarés, en el que hasta su victoria a los pies de la Gran Muralla China destacaba el éxito logrado en el Mundial de 2006 en la lucha contra el crono. Recorrió en 34:51.72 minutos los 23,5 kilómetros rompepiernas de la prueba, 24,29 segundos menos que la británica Emma Pooley, que se nunca había subido a un podium de una competición importante, y a 59,27 de la suiza Karin Thurig, que repitió el bronce conquistado en Atenas hace cuatro años.
A poco más de un segundo del podium se quedó la incombustible francesa Jeannie Longo que a punto de cumplir 50 años y cuando disputa sus séptimos Juegos demostró que puede dar guerra a rivales que no habían nacido cuando ella daba sus primeros pasos olímpicos. La abuela del pelotón no pudo sumar su quinta medalla olímpica, tras la plata de fondo ganada en Barcelona, las dos logradas en Atlanta, oro en fondo y plata contra el crono, y el bronce de Sydney contrarreloj. Perfeccionista hasta la obsesión, insaciable, Longo se lamentó de haber perdido "unos segundos" en un cambio de piñón en la última subida. Ese lapsus de tiempo que le separó del podium en lo que hubiera sido una gesta mítica que no renuncia a intentarlo de nuevo en Londres, cuando tenga 53 años. Por el momento, aseguró que nunca había preparado unos Juegos tan bien como los de Pekín. En la prueba de fondo le sorprendió el frío y la lluvia.
Se esperaba uno de esos agobiantes días de calor de la capital china y se encontró con una tormenta fría e incesante. Fue vigésimo cuarta, lejos de los puestos que calman su ambición. Con un clima más previsible estuvo a punto de dar el golpe. Marta Vilajosana, única española en la prueba, fue decimonovena en la meta. La catalana había legado a Pekín para competir sólo en la prueba de fondo, pero la exclusión por dopaje de Maribel Moreno le abrió las puertas de la contrarreloj. "Pese a que el terreno no me iba lo he hecho bastante bien, estoy satisfecha. Ni siquiera tenía que estar aquí, tenía que estar haciendo turismo. No he podido ni entrenar con mi bicicleta, que ha llegado en el último momento de Italia". Lloraba Armstrong al recibir en el podium el oro olímpico, una presea que su ilustre homónimo de Texas (Lance) nunca se colgó del cuello. A lo más que llegó fue al bronce de Sydney.
La estadounidense se convierte en la tercera ganadora de una prueba joven, que comenzó a disputarse en los Juegos de Atlanta, donde ganó la rusa Zulfia Zabirova. Sustituye en el palmarés a una leyenda, la holandesa Leontien Zijlaard-Van Moorsel, vencedora en Sydney y que repitió en Atenas. El oro olímpico consagra su carrera de contrarrelojista. Campeona del mundo en 2006 y subcampeona el año pasado, además de tercera en 2005. En Pekín disputaba sus segundos Juegos, tras haber sido octava en Atenas en la prueba de fondo. También ganó la prueba de los Juegos Panamericanos de 2005 en Mar del Plata. La bici ha sido el deporte que más alegrías le ha dado pero no el único. Con estudios de psicología deportiva en varias universidades, Armstrong ha practicado el triatlón y compitió en el Ironmn de Hawai en 1999, además de haber sido nadadora en su adolescencia y de ser una muy aficionada al esquí. Una artrosis detectada en una pierna en 2001 le empujó a abandonar su carrera de triatleta y centrarse en el ciclismo.
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