El Depor tutea al Sevilla
El conjunto de Lotina remonta el tanto de Kanouté con un juego sencillo
El Depor se llevó un partido jugado a latigazos. Suele suceder cuando dos equipos tienen prisa para que se cumplan sus deseos. El Depor quería pasar unas horas alejado de los fríos puestos del descenso. El presidente Del Nido dio por descontado que el Sevilla dormiría en las plazas de Liga de Campeones. Pero la condición de favorito se desvanece como una pompa de jabón cuando la pelota comienza a rodar.
Miguel Ángel Lotina reconoció en los días previos que sus jugadores tenían que hacer extraordinariamente sencillas las cosas para derrotar a un rival que había dejado al Zaragoza en los huesos en la última jornada. Encomendado definitivamente a un sistema con cinco defensas, Lotina sustituyó las bajas por lesión de Sergio y de Xisco por futbolistas de corte similar como Antonio Tomás y Bodipo.
Para Jiménez, el técnico sevillista, el problema consistía en que sus hombres no se distrajesen en el mapa competitivo por la proximidad de la eliminatoria de Liga de Campeones que tendrá que remontar contra el Fenerbahçe la próxima semana. Quizá porque resulta casi imposible no mirar hacia el horizonte, Jiménez prescindió de Diego Capel, Luis Fabiano y Keita, además de los lesionados Escudé y Dragutinovic, que se quedaron en Sevilla por lesión.
El Depor, lógico desde que se le apareció la semana pasada Lafita en un extremo y descubrió a Wilhelmson, Willy, en el otro, no quiso representar en Riazor un papel secundario. Salió a tocar la pelota contra un equipo que la juega con precisión de orfebre. De la osadía resultó un inicio de partido vibrante con ocasiones en las dos porterías. Si Willy le tiraba un caño a Mosquera, Alves encadenaba varias contras para que Kamouté y Koné hiciesen trabajar al israelí Aouate.
Pero en el intercambio de golpes, el Depor, que tenía que hacer extraordinariamente bien las cosas, cometió un error en la entrega de una pelota. Era el minuto 25. Willy no llegó con puntualidad a una pelota que quería acabar en contra. La recibió Maresca que intuyó a la primera el desmarque de Kanouté. Muñiz Fernández no apreció posición antirreglamentaria del delantero, que fusiló por abajo a Aouate.
Para un equipo como el Deportivo, que no es capaz de mantener el paso, cuando da la impresión de que endereza su juego, el gol sonó a mazazo.
Contra pronóstico, y quizá porque con Lafita y Willy el Depor aprovecha cada centímetro del campo, los coruñeses no entregaron la cuchara y continuaron con el intercambio de golpes a la espera de una genialidad o de un despiste. Llegó en el minuto 34. Maresca, que había estado pillo antes para birlarle la pelota al sueco Willy, se enredó en su área pequeña, Bodipo pujó por el cuero y en la disputa Muñiz Fernández vio penalti al delantero guineano. La pena máxima la transformó Willy, que ha traído más recursos distintos a un equipo que hace unas jornadas parecía condenado al descenso.
El Depor se esperaba el chaparrón por la banda. Incidió en la presión y en cortar la salida del balón. Pero el Sevilla es como un sortilegio. Aparece por donde menos te piensas. Lo intentó, sobre todo, a latigazos.
Después del asedio mutuo, Deportivo y Sevilla se dieron una pausa hasta que llegó el descanso. Jiménez se dio cuenta de que los puestos de Liga de Campeones se complicaban por un equipo respondón y recurrió a Luis Fabiano en vez de Kanouté mientras buscaba además la profundidad con Diego Capel.
Ninguno apareció. El que sí lo hizo fue Lafita, un futbolista que parecía descartado, y lleva dos partidos de libro. En una falta ensayada se adelantó a Alves en el primer palo. Su pie contactó antes que el del brasileño para superar a Palop. El Deportivo sí dormía de los puestos de descenso. Y por hacer las cosas sencillas, como dijo Lotina.
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