Guille Franco da la victoria al Villarreal en el último suspiro
Un gol del argentino en los instantes finales da los tres puntos al equipo castellonense en su visita la Nueva Condomina
Un gol del argentino Guille Franco cuando se apuraban los últimos segundos del partido le dio la victoria al Villarreal en el campo del Murcia, resultado que supuso una excesiva recompensa para los méritos del equipo castellonense y un castigo demasiado severo para su rival.
Con ese 0-1, el cuadro dirigido por el chileno Manuel Pellegrini se mantiene firme en puestos de Liga de Campeones, mientras que el de Lucas Alcaraz continúa en puesto de descenso a Segunda División.
El primer tiempo, como es costumbre en Nueva Condomina, estuvo de más. Fue para olvidar. Ni juego colectivo, ni individualidades que destacar, ni nada de nada. Encuentro sin dominador claro y pocas ocasiones. El Murcia, que se comporta como un equipo mediocre y timorato incluso cuando juega como local, tiene una virtud, que es la de hacer parecer al contrario también una medianía. De hecho, el Villarreal, un conjunto con un fútbol alegre y con clara vocación ofensiva, fue durante la primera parte un equipo sin ideas ni llegada al área murcianista.
El orden y la disciplina de los de Lucas Alcaraz se impuso en ese periodo y la consecuencia de ello es que Guille Franco y Rossi, los delanteros elegidos por Manuel Pellegrini para este choque, apenas vieron el balón en el acto inicial. De hecho, hubo un solo remate entre palos antes del descanso y fue Jofre quien se atrevió con un disparo lejano que obligó a intervenir a Diego López. El portero, bien colocado, atajó el cuero lanzándose al suelo.
Fue en el minuto 18 y segundos después el también grana Goitom, en una cabalgada, se plantó ante el meta amarillo, pero se precipitó y envió el balón a las nubes cuando pudo encararle. Hubo que esperar hasta el minuto 45 para ver otro acercamiento a una de las dos porterías. De nuevo Goitom, esta vez de cabeza y a centro de De Lucas, remató fuera y así se llegó al intermedio con un Murcia algo más decidido, poco más, que un Villarreal que no daba señales de vida en ataque.
Mayor poder ofensivo en el Villarreal
En la reanudación, el cuadro castellonense mostró mayor afán ofensivo desde un principio y se adueñó del control del partido en el centro del campo. Un contragolpe culminado por Eguren, quien disparó a la derecha de Notario, fue su mejor ocasión en esta fase del choque. Sin embargo, ese dominio fue efímero, pues, superada la hora de partido, los granas se sacudieron ese acoso y su entrenador quiso buscar el triunfo. Para ello echó mano de Regueiro y Rosinei en lugar de Jofre y De Lucas.
Los minutos transcurrían sin que se estrenase el marcador y eso que el visitante Guille Franco tuvo una gran oportunidad para hacerlo en el 72. El delantero no supo qué hacer dentro del área cuando estaba delante de Notario y su falta de ideas dio tiempo a la defensa a recomponerse para evitar el 0-1. También pudo decantar la balanza del lado local el activo Goitom, pero la zaga amarilla desbarató el peligro seis minutos después. A falta de goles, hasta ese instante, sí hubo polémica, la que se suscitó por una acción entre Goitom y Gonzalo Rodríguez en el área visitante. El árbitro Velasco Carballo no decretó lo que parecía un claro penalti y se ganó el abucheo generalizado.
Daba la sensación de que el empate no se movería, a pesar de que el Murcia se volcó más en los compases finales, en los que sacó cinco córners sin ningún resultado. Pero todo cambió en un instante. La defensa grana se resquebrajó por el centro entre Ibán Cuadrado, quien debutó como titular, y Arzo, jugador cedido por el Villarreal, y Guille Franco lo aprovechó para, en posición adelanta, superar a Notario y llevar la alegría a Villarreal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.