Francia e Inglaterra, cara a cara por la hegemonía del norte
Los Blues persiguen la revancha tras la victoria de los de Wilkinson en el pasado Mundial
Francia e Inglaterra se jugarán mañana el pase a la final del Mundial de rugby y, de paso, conquistar la hegemonía del hemisferio norte en un deporte que en los últimos años parecía dominado por el sur. Con sus victorias frente a Nueva Zelanda y Australia en cuartos de final, galos y británicos rompieron el monopolio del hemisferio sur que se auguraba para el Mundial y que quedará recluido en la otra semifinal, que medirá a Argentina y Sudáfrica. Tanto el francés Bernard Laporte como el inglés Brian Ashton decidieron repetir el quince con el que derrotaron a los All blacks y a Australia, respectivamente.
Ambas selecciones postulan a su tercera final de un Mundial, una competición que el quince de la rosa conquistó hace cuatro años, lo que le convirtió en la primera selección norteña en lograrlo. Francia tiene más esperanzas que nunca en este Mundial, sobre todo tras haber ganado en cuartos a la todopoderosa Nueva Zelanda en un partido exaltado en el país deseoso de reencontrarse con el orgullo nacional. Dominado por Argentina en el partido inaugural, tibio en el resto de los encuentros, el quince de Bernard Laporte encontró su apoteosis al derrotar a los All blacks, un encuentro que les ha reconciliado con el triunfo y que ha hecho olvidar las dos decisiones arbitrales polémicas que pudieron haber cambiado el signo del partido.
Exaltados por ese éxito, los franceses se han puesto, más que nunca, detrás de su equipo y sueñan ya con un triunfo final que rememore el que logró el fútbol en 1998, en otro Mundial también organizado en su terreno. El encuentro será una revancha del pasado Mundial, cuando Inglaterra eliminó en semifinales a una Francia que había atesorado grandes esperanzas y que cayó ante el empuje de la selección liderada por Jonny Wilkinson. Ahora Francia afronta el encuentro con la moral recobrada. Disputará su quinta semifinal, un récord que comparte con Nueva Zelanda, en busca de su tercera final, tras haber perdido la de 1987 -frente a los All blacks- y la de 1999 -contra Australia-.
Los galos se han impuesto a los británicos en los dos últimos partidos que han jugado, uno en Marsella y otro en Twickenham. Liderados por Jean-Baptiste Elissalde y por un joven Lionel Beauxis, los bleus han mostrado una progresión ascendente de su juego, en paralelo a su moral. Algo similar le sucede a Inglaterra, que comenzó dubitativa su participación en el Mundial y que ha ido ganando peso, sobre todo desde que Wilkinson superó una lesión y volvió a liderar el quince de la rosa.
Claramente dominados por Sudáfrica en la fase de grupos (0-36), los británicos consiguieron la clasificación para cuartos en un ajustado partido frente a Tonga (36-20) y dieron la sorpresa en un táctico encuentro frente a Australia (10-12), una reedición de la final del Mundial de hace cuatro años. La defensora del título afronta por cuarta vez unas semifinales de Mundial, para tratar de alcanzar su tercera final y borrar así la serie negra que se abrió tras la victoria conseguida hace cuatro años en Australia.
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