Victoria del Getafe en un estreno descolorido
El estreno de los madrileños en competición europea dejan evidencia de un equipo todavía falto de rodaje
El nigeriano Ikechukwu Uche ha rescatado al Getafe en su estreno europeo con un tanto en el suspiro último del partido contra el Twente que terminó con las dudas de su equipo y despejó el panorama continental del conjunto madrileño. La diana del africano rompió la monotonía de un grupo aún por formar, metido en el atolladero desde el principio, víctima de la repercusión del nuevo acto en un equipo obligado a crecer a marchas forzadas.
La escena superó al ánimo del Getafe. El conjunto de Michael Laudrup tardó en asimilar el impacto moral que suponía una puesta de largo continental. Se situó al margen de la frescura y el desparpajo que en años pasados encandiló parte de las competiciones del fútbol español. Se desvió del trayecto, precisamente, que le deparó una cita tan lustrosa como ésta.
Tampoco en ello acompañó la grada. Al margen del calor que espera una situación similar, el estreno europeo careció del color y el aliento que demanda Europa. Especialmente si, dado el caso, no hay precedentes. Media grada quedó vacía; en plena expresión de escepticismo.
De hecho, el entusiasmo surgió de las gargantas visitantes. Medio millar de holandeses, arrinconados en el Alfonso Pérez, subrayaban su presencia con un ánimo frecuente y llamativos síntomas de presencia con el color de sus banderas. Todo ello condicionó el inicio; la puesta en marcha continental del Getafe fue pausada y fría. Lejos de un arranque explosivo para estimular el deseo de prolongar la aventura europea, el equipo madrileño apareció contemplativo. Excesivamente respetuoso. A la expectativa.
El Twente tampoco dio alas a los locales. Es un equipo con cierto pedigrí el holandés. Que disfrutó de tiempos mejores; un habitual en los grandes torneos, que presume de una Liga y dos Copas en su país y una final de la Copa de la UEFA. Hace mucho de ello y aún está lejos, pero el equipo de Frend Rutten ansía rescatar esos momentos de entonces. Tampoco fue atrevido en su condición de visitante. Sólo la fogosidad de Roman Denneboom y la amenaza del congoleño Blaise N''Kufo entretuvo a la zaga madrileña.
Fue,sin embargo, Orlando Engelaar el que ejecutó el único tiro de la primera mitad visitante. Blando, sin inquietar al argentino "Pato" Abbondanzieri. Fue cerca del descanso. Diez minutos después de que Esteban Granero efectuara el primer disparo para los locales. En plena circulación chutó desde la frontal. Sander Boschker lo agarró con las dos manos. La media hora se había sobrepasado.
No hubo noticias de Javier Casquero y su equipo lo notó. El entusiasmo y profundidad de Pablo Hernández fue lo único que mantuvo pendiente a la defensa del Twente. Un bagaje ínfimo para las pretensiones locales. Por eso, Laudrup mandó calentar al joven uruguayo Juan Ángel Albín un cuarto de hora antes del intermedio. El sudamericano apareció tras el descanso en sustitución de Kepa Blanco, tan desafortunado en la punta como el nigeriano Ikechukwu Uche.
El debut europeo del sudamericano coincidió con el cambio de velocidad del Getafe. Granero, de falta, obligó a Boschker a efectuar, esta vez sí, una buena parada. Igual que Albín, minutos después en pleno zafarrancho azulón. La expulsión de Braafheid, por doble amarilla, animó definitivamente al once de Laudrup, ya espoleado por el entusiasmo de Albín. En pleno ajetreo llegó la ocasión más clara cuando el lateral argentino Marías Licht robó un balón y se plantó solo ante Boschker pero disparó muy alto. Igual que el que efectuó, acto seguido, el uruguayo.
Pero fue Abbondanzieri quien evitó la ruina local al desbaratar un mano a mano con Stein Huysegems, que intentó culminar un contraataque gestado por N'Kufo, que explotó el desorden que terminó por invadir al Getafe.
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