La hora de Nadal
El mallorquín comienza su aventura americana, donde nunca ha ido más allá de cuartos, ante el australiano Jones
Ante un rival desconocido, Alun Jones, invitado directo de la organización del Abierto de Estados Unidos a pesar de su nacionalidad australiana. Rafa Nadal, el número dos del mundo, entra en escena. El mallorquín saltará a las pistas del Centro Nacional de Tenis Billie Jean King de Nueva York cuando el resto de candidatos ya han solventado sus respectivos compromisos de primera ronda y han extendido su estancia en Nueva York.
No es el caso del número dos del mundo, que se entrena a destajo desde hace tres semanas para emprender la aventura americana y terminar con las lagunas históricas que el tenis español padece en este torneo. Sus resultados en el tránsito norteamericano y el trasvase a la superficie dura no han sido especialmente halagüeños. Fue semifinalista en Montreal, donde perdió contra el serbio Novak Djokovic, que terminó por adjudicarse el torneo. Y en Cincinnatti se retiró del primer partido, contra el argentino Juan Mónaco, por culpa de un problema en el brazo izquierdo.
Sin embargo, Nadal ha aprovechado la estancia para ponerse a tono para el Abierto de Estados Unidos. Para aclimatarse a la situación y a la superficie. Y afrontar un Grand Slam cuyo tope está fijado en los cuartos de final del pasado año, cuando cayó frente al ruso Mijail Youzhny. En sus dos primeras participaciones se había estancado en tercera y segunda ronda.
Nadal es la alternativa al triunfo del suizo Roger Federer. Al menos eso esperan de él los norteamericanos, que ven en el Abierto de Estados Unidos una gran ocasión para el mallorquín de sobrepasar la línea que le cataloga como especialista de tierra batida y pueden convertirle, definitivamente, en una superestrella. Así ha aparecido en las últimas horas en el New York Times, que abrió el suplemento del torneo con el español en la primera página y un estudio de su progresión en el resto de superficies.
Sin noticias de Jones
No hay apenas noticias de Jones, al que la ATP fija en el puesto 123 del ránking. El mejor registro de este joven de 27 años, que adoptó la nacionalidad australiana aunque natural de Boksbur, en Sudáfrica. La condición de oceánico le ha valido una invitación del último Grand Slam del curso a pesar de sus escasos méritos. Gracias a un intercambio de acuerdos entre las federaciones estadounidense y australiana. De hecho, Jones es un desconocido, incluso, para la prensa australiana. En España se le recuerda porque fue finalista en El Espinar, donde cayó en el último partido contra el español Fernando Verdasco. El torneo segoviano es un "challenger", que el propio Nadal ganó hace años.
De su trayecto por estos torneos, que compatibiliza con algún "future", fue una excepción del Abierto de Australia, donde Jones también acudió invitado y en el que no superó la primera ronda. Cayó ante el francés Marc Gicquel. Otra excepción fue el torneo de Adelaida, en Australia, al principio del curso. Apenas progresó y no superó la liguilla inicial este tenista que encontrará respaldo popular tras compartir protagonismo con Nadal. Algo que le gusta al oceánico, que formó parte del reparto cinematográfico de la película Wimbledon.
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