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Reportaje:FÚTBOL

Siembra de 'cracks'

Gastón Videla tiene diez años y Lautaro Ludueña 12. Son dos promesas del fútbol argentino y acaban de llegar a España para realizar unas prácticas en el Espanyol. El fenómeno de los niños semilla

Las nuevas joyas por las que pelean los equipos de la liga apenas llegan a los 12 años: niños talentosos que los agentes reclutan en distintos países y que traen a España a probar suerte con la esperanza de que, con los años, ese niñito se convierta en un tsunami de euros. La fábrica de ídolos no se detiene nunca. En España hay 347.887 jóvenes de entre 9 y 17 años que tienen licencia para jugar. De los que son fichados, sólo el 4% debutará en un primer equipo. ¿Cuántos niños extranjeros juegan en las canteras? En la Federación Española de Fútbol prefieren no dar respuesta y los clubes también eligen el silencio.

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Gastón Videla es un zurdo exquisito y Laureano Ludueña un pichichi temible: en los últimos tres años convirtió 150 goles en torneos oficiales argentinos. Fueron seleccionados por un cazatalentos que los eligió entre 1500 jugadores.

Hay una cuestión reglamentaria que impulsa los viajes tempranos. Si los jugadores llegaran con más de 12, ocuparían plaza de extranjero y no podrían competir en las ligas juveniles.

"La deshumanización del fútbol profesional llegó a las canteras", describe la situación Michel, director de juveniles del Real Madrid. "Cualquier niño tiene un agente, te amenazan que se los llevan a otro club, es una locura". Los chavales llegaron a España de la mano de dos representantes que están empezando en el negocio: Miguel Meca y Sebastián Mercuri, abogados de Barcelona. Mercuri es argentino y su padre, Daniel, un experimentado técnico que dirigió en Colombia y hasta trabajó con Maradona hacia el final de su carrera en Newells Old Boys.

"He leído que la prensa argentina nos llama 'robacunas'" se molesta Meca. "Nuestra intención no es hacer dinero ahora. Más adelante quizá se pueda hacer algo, pero ahora no. Sabemos que son niños", explica el agente en la oficina de su casa, en medio de las praderas de Santa Coloma, en Girona.

El grupo de argentinos está viviendo aquí. Tienen un piso para ellos, cocinan los padres y hay campo abierto para que los niños estén tranquilos. En el parque se escuchan los gritos de los chavales que patean y patean. Les piden que descansen pero no hay forma, quieren jugar. Le pegan desde lejos a un arquito pequeño. La pelota tiene que pasar por encima de la piscina y tocar la red antes que el piso. Entran todas. Esta tarde entrenan en el Espanyol y el fin de semana los espera la prueba final, en un amistoso. "Tenemos dos brazos y dos piernas como los demás", dice Laureano que lleva la camiseta argentina. Gastón, a su lado y en silencio, asiente con la cabeza. Está concentrado en la pelota que lleva en sus manos y que limpia de barro pasándole mil veces la manga de su abrigo por encima.

En España vivieron un mundo de cine: aviones, aeropuertos, metro, el Mediterráneo. Laureano no conocía el mar. Y después el fútbol. Campos de césped sintético, compañeros "enormes" de Africa, un técnico que les daba indicaciones en catalán. La fascinación fue total.

"Venimos a ver qué es esto. Si nuestros niños están contentos nosotros también" dice Sergio Videla, padre de Gastón. "Aquí nos cumplieron en todo, incluso recibimos mejor trato que en River o en Boca", compara el padre de Laureano, Walter Ludueña. Su suegra, antes de viajar, se lo dijo clarito: "no puedo creer que hagas esto con mi nieto".

Por lo pronto, antes del viaje ambos padres firmaron un acuerdo con su representante por dos años durante los que, en caso de transferencia, el dinero se reparte en partes iguales. La legislación de la FIFA prohíbe la venta de jugadores menores de 18 años. Sin embargo, nadie acata esta norma: agentes de Italia ofrecieron 150 mil euros por Laureano después de que los medios argentinos se hicieran eco de su partida a España. Y sin verlo jugar.

La encrucijada es compleja. A los padres les ofrecen el paraíso pero en el medio sus hijos se convierten en el epicentro del negocio. A la vez, para seguir sus carreras futbolísticas, los niños deberán dejar sus casas. Buenos Aires les queda a ocho horas de bus de sus pueblos. Barcelona a 12 y en un avión que les invitan. En Buenos Aires los niños estarían solos, en la pensión de algún club. En España con sus familias, que mejorarían sus ingresos.

"¿Qué pasa si el niño no rinde? Lo peor es que la familia regrese a Argentina con un buen ahorro", analiza Daniel Mércuri, el cazatalentos. El día de la prueba Gastón y Laureano llegan a la ciudad deportiva del Espanyol rodeados de sus padres, los agentes y el hombre que los descubrió.

El miedo y la timidez de los momentos previos desaparece cuando comienza el partido. Los padres al borde del campo se comen las uñas, filman, sacan fotos, todo a la vez. Mercuri, el caza telentos, no para de dar indicaciones, "Por adentro Lauri, por adentro". Al final del primer tiempo Laureano le hace caso, anticipa un corner al primer palo y convierte de cabeza su primer gol en España. Después hace dos más. Gastón, aunque tiene dos años menos, brilla como armador del equipo. El partido termina 7 a 1 para el Espanyol.

"A mi me gustaría quedarme", dice Laureano en el vestuario mientras lo felicitan por los tres goles que acaba de hacer. "Acá te dan la ropa, todo, las canchas son buenísimas y los compañeros me recibieron muy bien". Gastón, a su lado, se agarra la cabeza: "¡Qué gol que me devoré solo frente al arco!" dice entre risas mientras les dan la última sorpresa: esta tarde serán cogepelotas en el Estadio Olímpico de Mountjic.

"Si se quedan van a ser tratados como todos los niños de la cantera, para nosotros no habría diferencias entre un niño de Salamanca y otro de Rosario. La ciudad, el catalán, la adaptación sería la misma", señala Casanova que hace 19 años trabaja con jóvenes jugadores.

En Montjuic, los argentinos patean en el césped mientras el público llega al estadio. Es un partido caliente que se define en el último minuto con un penal para el Espanyol. Laureano se encuentra al costado de la cancha cuando explota el grito de gol y silencia todo con su aullido. Gastón, detrás del arco, es tan pequeño que apenas puede asomarse por encima de los carteles de publicidad. ¿Darán flores estas semillas? Padres y agentes se encuentran negociando.

El auge

Barcelona acaba de fichar a 6 niños que Eto'o trajo de su escuela en Camerún y mantiene él mismo. Y estuvo a punto de sumar a un niño turco también de 12 años, Muhammed Demirci. Se hablaba de un millón de euros pero todo quedó en la nada. El Valencia cedió al Shalke04 alemán a Nikon Jevtic de 11 años, el joven inglés de origen yugoslavo que fue noticia porque su hermano lo entrena de niño para ser una figura del fútbol y nunca pisó un colegio.

Los jóvenes argentinos son especialmente considerados por las afinidades culturales y la facilidad de la adaptación. El Leganes acaba de negociar la ficha de Lucas Trecarichi que pasará al Sevilla. Trecarichi tiene 16 años, hace cuatro que llegó a España y su cláusula de rescisión de contrato supera los tres millones de euros. Cuando Trecarichi arribó tuvo que examinarse todo el año escolar en una semana para no repetir.

El Getafe consiguió el fichaje de Federico San Millán, de 12 años que estaba de vacaciones en España, se probó y sigue aquí. El Atlético de Madrid fichó a Germán Pacheco un jugador del Velez Sarsfield de Buenos Aires que recurrió por el caso al tribunal deportivo de Suiza. La Asociación del fútbol Argentino, en marzo pasado, hasta pasado prohibió las giras de juveniles fuera del país a todos los clubes afiliados para resguardar a los jugadores de los agentes extranjeros.

¿Y los chavales españoles?

La fábrica de ídolos no se detiene nunca. En España hay 347.887 jóvenes de entre 9 y 17 años que tienen licencia para jugar en las canteras. "Hay que comprender qué nosotros formamos jugadores, les enseñamos ese oficio. Si logran jugar en los primeros equipos mejor, pero el éxito de ellos es lograr hacer una profesión de esto", dice José Amorrortu, director de las canteras del Atlético, quién reconoce la extrema dificultad que tienen estos chicos. "En ninguna profesión el riesgo de formarse en vano es tan alta" finaliza. "Uno, dos.., quizá tres por temporada en los clubes con menos exigencias", describe Alexanco la cantidad de españoles por club que cada año llegan a los primeros equipos. Los espacios no abundan.

"También pasa que los clubes brasileños y argentinos nos utilizan para que el proceso final de formación de sus jugadores lo hagan los clubes españoles. Compramos por fortunas jóvenes estrellas y les cuesta adaptarse y eso pasa porque deben seguir desarrollándose. Y eso impide que los jugadores españoles puedan hacer ese mismo proceso que también necesitan", se suma Michel a la discusión. Y recuerda los años 80, cuando había crisis económica y los jóvenes de las canteras encontraron espacios en los primeros equipos. En el año 86 el fútbol español reinó en todos los torneos importantes de Europa. Y la selección que fue al mundial de México generó altas expectativas.

También se dan casos como él de Cecs Fábregas, que, viendo oscuras sus posibilidades en Barcelona, se fue al Liverpool.

Primero el sueño y luego el olvido

La mayor sensación del fútbol global es un chaval que publicita zapatillas dibujando como un niño. Con cada regate destellante, con cada publicidad, la figura de Messí crece y el mito lo absorbe todo. El sueño celeste de la gloria deportiva y los millones toma por asalto todos los rincones del planeta. Han sido muchos jóvenes que aferradros a este sueño vivieron situaciones desastrosas y que con menos de 15 años fueron descartados luego de lesionarse o no rendir lo que se esperaba. Sin representantes que respondan, sin papeles, sin dinero, sin lugar a donde ir ni al que volver.En Francia hasta se ha formado la ONG Culture Foot Solidaire para contenerlos. "Aquí pasa mucho con los chicos africanos. Son los más baratos y los que ofrecen mejor relación calidad/precio", explica el ex futbolista camerunés Jean-Claude Mbvoumin, fundador de la organización, que compiló testimonios de más de 600 chicos que fueron engañados.El pasado 28 de febrero el Parlamento europeo trató el tema en una audiencia y dio a conocer un documento llamado El futuro del fútbol en Europa . El Director Ejecutivo de la UEFA Lars Olsson definió la situación como "alarmante" mientras el eurodiputado francés Guy Bono dijo que "se puede hablar de canales clandestinos de inmigración".

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