Mourinho sale ganando
La eliminatoria queda pendiente para Stamford Bridge tras el pobre espectáculo ofrecido por ambos conjuntos
La vuelta de Mourinho al estadio donde consiguió su mayor éxito, ese que persigue incesantemente desde que llegó a Londres, comenzó con el traspiés de la lesión de Terry, que se torció el tobillo tras pisar involuntariamente a un rival. El segundo batacazo para el equipo del portugués fue el primer tanto del Oporto, que llegó tras un rechace inglés que conecta Meireles desde fuera del área, el balón toca en Lampard lo justo como para que un desatinado Cech no alcance el esférico.
El banquillo británico comenzó a moverse. Robben ocupa el puesto de Terry. No era la idea inicial pero las circunstancias mandaban. El Oporto comenzaba a amedrentar al entrenador luso, que echaba más madera. Y le salió bien la apuesta. Un pase de Robben, tras cazar un balón que la descolocada defensa local no supo despejar, fue culminado por Shevchenko. El discutidísimo delantero ucraniano demostró que aún le queda veneno en sus botas. El partido era frío, ni siquiera se comenzó a sentir la presión de la grada hasta bien entrada la primera parte. Y así era el fútbol de ambos equipos aunque el marcador dijera lo contrario. Ponía algo más de énfasis el Oporto, por aquello de jugar en casa. El Chelsea, por su parte, aguantaba el chaparrón, seguro de sus posibilidades en la vuelta y sin hacer ascos a una posible contra matadora.
Hacia los minutos finales del primer tiempo, Ricardo Quaresma se olvidó de su guerra particular y se centró en el juego. Primero una falta muy lejana, que atrapó con problemas Cech, y luego un soberbio lanzamiento, con el exterior y cuando nadie lo esperaba, que se estrelló en el larguero con el guardameta checo batido. El Oporto ganó por puntos.
Drogba tuvo la victoria
La segunda parte comenzó por los mismos derroteros que la primera. El aburrimiento se adueñaba del estadio ‘Do Dragao’, y bien porque el Oporto veía que aún quedaba mucho tiempo como para volcarse, bien porque el Chelsea simplemente no tenía el más mínimo interés en jugar a nada, el balón deambulaba de un lado a otro sin demasiado sentido.
El balón era del Oporto, dirigido por un Quaresma con total libertad de movimientos y que continuaba dejando muestras de su extraordinaria calidad técnica, pero curiosamente la mejor ocasión tras 20 minutos de juego fue para los británicos en un remate de Drogba. Eso decía mucho del partido. Ataque continuo e infructuoso de los portugueses pero mayor pegada de los de Mourinho.
A falta de un cuarto de hora para el final, la posesión pasó a ser del Chelsea, que demostró que la diferencia entre ambos equipos es notoria. Los ingleses durmieron el encuentro y lo llevaron a su terreno, bajaron el ritmo del juego y desesperaron al Oporto. Incluso estuvo a punto de adelantarse en el marcador con una buenísima jugada entre Shevchenko, Ballack y Drogba que culmina el marfileño con tiro al palo. Al Oporto le entraban los miedos. Todo lo que había tenido enfrente durante tantos minutos era un espejismo y se dió que debía haber buscado el gol con más ansias cuando pudieron. En Londres, tendrá que mejorar el Oporto, y sobre todo ser mucho más valiente, para lograr imponerse en la eliminatoria.
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